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El Consejo de Estado cubano ratifica las penas de muerte

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIALAnunciada la decisión del máximo órgano de poder cubano, el Consejo de Estado, en contra de la conmutación de las penas de muerte, agotadas todas las instancias legales, los cuatro militares condenados por tráfico de drogas y otros delitos se encuentran de hecho ante el pelotón de ejecución. Sólo la presión internacional o un milagro podrían salvar a los reos, si no están ya sobre la pila de un depósito de cadáveres. La cuenta atrás llegó ayer a cero cuando el diario oficial Granma anunció en primera página la "decisión unánime del Consejo de Estado" de que "no procede conmutar la pena capital a ninguno de los sancionados por el tribunal militar especial".

Todos los miembros del Consejo de Estado, organismo presidido por Fidel Castro e integrado por otros 30 representantes de los poderes ejecutivo, legislativo y de las fuerzas armadas, coincidieron, sin excepción, en que el general Arnaldo Ochoa, el coronel Antonio de la Guardia, el mayor Amado Padrón y el capitán Jorge Martínez merecen la muerte por los delitos de narcotráfico, amenaza contra un Estado extranjero y alta traición.El desarrollo de la sesión del Consejo de Estado es íntegramente transmitida al país por la radio y la televisión desde la noche de ayer. Para hoy está prevista la comparecencia en las pantallas del presidente Fidel Castro, quien expondrá las razones de su trascendental decisión.

Legalmente no caben ya más apelaciones ni cualquier otro recurso ante los poderes políticos. El Consejo de Estado se ha pronunciado. Fidel Castro se ha pronunciado. Sólo queda dar la orden de fuego y apretar el gatillo contra los cuatro militares que han cometido lo que el líder cubano considera como la más seria amenaza contra la revolución en 30 años.

Fuentes diplomáticas occidentales han comentado que se están realizando discretos pero intensos contactos con el Gobierno cubano para tratar de influir en la decisión y que, mientras los reos estén con vida, existen posibilidades de un cambio de actitud por parte de Fidel Castro. Pero en estos momentos ni siquiera es seguro que los reos sigan con vida.

Fuentes oficiosas se han encargado estos días de difundir entre la Prensa extranjera y los medios diplomáticos la gran preocupación del Gobierno y de Castro por el serio peligro en el que los cuatro acusados han puesto al país. "Hemos estado al borde de una guerra", dijeron para explicar que EE UU podría haber planeado una acción militar de represalia contra Cuba después de demostrar ante los ojos del mundo que el régimen castrista estaba implicado en el tráfico de drogas.

Las mismas fuentes sostienen también la idea de que Estados Unidos podría utilizar sus datos en relación con el cártel de La Habana como un chantaje sobre el general Ochoa y los demás militares implicados a fin de que organizasen un levantamiento contra Fidel Castro. Lo que sí dan por seguro las autoridades de este país es que la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA) disponía de todos los datos que han aparecido en los procesos de los últimos días o incluso más. [El Departamento de Estado nortemaericano reaccionó ayer con un "sin comentarios" a la decisión del Consejo de Estado, informa Efel.

Conmoción nacional

El país se encuentra conmocionado por el caso. En los corrillos de este fin de semana en la playa no se oía hablar de otra cosa. En las colas ante las tiendas, en las paradas de las guaguas (autobuses), la gente especula sobre las responsabilidades de cada quien y manifiesta su opinión en favor o en contra de las ejecuciones. Es difícil detectar el estado de la opinión pública en un país en el que no existe un -solo medio de comunicación independiente, pero fuentes distintas coinciden en que el Gobierno no ha conseguido convencer plenamente a la población de la necesidad de acabar con la vida de Ochoa, aunque sí con la de los demás acusados, odiados por la gente antes de que se descubriese esta trama.

El general Ochoa se ganó cierto respeto por sus intervenciones ante el tribunal que lo juzgó. El propio Fidel Castro ha hablado en privado de forma elogiosa del héroe de Etiopía y hasta Raúl Castro reconoció sus cualidades al exponer el caso a los 47 militares que integraron el tribunal de honor.

El protagonismo de Raúl Castro en todo este proceso es uno de los aspectos más llamativos del caso. Oficialmente se sostiene que es un mero juego especulativo hablar de las diferencias entre los dos hermanos, pero fuentes diplomáticas destacan el hecho de que Fidel Castro ha preferido mantenerse hasta ahora en un discreto segundo plano, sin quemarse públicamente en las maniobras ejecutadas por el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

[Amnistía Internacional ha emitido un comunicado en el que pide a las autoridades cubanas que las sentencias no se lleven a efecto.]

[La Asociación pro Derechos Humanos de España lamenta la insensibilidad de muchos Estados que mantienen la pena de muerte como respuesta punitiva frente a los delitos cometidos por sus ciudadanos.]

La más alta solicitud de clemencia recibida hasta ahora por Castro ha sido la de Juan Pablo II, quien la pasada semana solicitó el perdón para los cuatro condenados, según fuentes diplomáticas.

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