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Fados en La Rábida

Encuentro con la cultura portuguesa en Huelva

Carlo do Carmo, el más famoso intérprete de fados de la actualidad, estaba entusiasmado tras el recital que ofreció en la madrugada del martes en el patio central de la universidad Hispano-Americana de La Rábida (Huelva), comprendido en el seminario organizado por dicha universidad sobre la cultura portuguesa actual. Junto a él, otros intelectuales debatieron sobre la problemática relación entre los dos países ibéricos.

"Es emocionante que tantos y tan destacados intelectuales de mi país canten a Pessoa aquí", repetía el cantautor portugués. Chistes, bromas, canciones y abrazos son el complemento de unas fructíferas jornadas universitarias en las que sobre todo descuella la lucidez y brillantez de los intelectuales lusos. "Nunca en Portugal nos hubiésemos atrevido a cantar fados en público", confiesan al unísono.La indiferencia, según todos los participantes en las jornadas, ha sido la tónica que tradicionalmente ha marcado la actitud española hacia la cultura portuguesa a lo largo de la historia. Frases como "poco conocido por los españoles", "aún no ha sido traducido al castellano", "desconocido por completo en España", denuncias en un perfecto castellano por los intelectuales portugueses, se han convertido en leitmotiv de todas las conferencias y debates. "Es significativo que el mayor poeta en lengua portuguesa de este siglo, el brasileño Carlos Drummond, no haya sido traducido aún en España. Ni siquiera su muerte, hace dos años, fue difundida por los medios de comunicación españoles", se lamenta el escritor y comisario general de los descubrimientos portugueses, Vasco Graga Moura.

Graça Moura (1942) piensa que ha habido ciertos momentos de aproximación entre los dos países. "Sería injusto ignorar que hay algunos autores portugueses que son considerados clásicos en las dos lenguas, como Gil Vicente, Camoes o Francisco Manuel de Melo. Pero después de la independencia, en 1640, Portugal establece como un puente sobre España, para ligarse, sobre todo, a Francia. Este puente se ha mantenido hasta finales de los años sesenta de nuestro siglo".

Olvidar

Para José Saramago (1922), el autor portugués vivo mejor conocido fuera de sus fronteras, "resulta evidente que España y Portugal han vivido de espaldas. Es algo que no podemos olvidar, porque si nos equivocamos y empezamos ahora diciendo lo contrario, lo que estaríamos haciendo sería borrar el pasado. Planteamiento que, por otra parte, no estaría mal, porque si vamos a seguir discutiendo eternamente eso, quizá perdamos el tiempo y las energías en esta discusión. Pero de todas formas hay que reconocerlo".

Mariano Gago (1948), investigador y ex presidente de la Junta Nacional de Investigaciones Científicas de Portugal, opina "que, aunque indudablemente continuamos viviendo de espaldas, las relaciones se están intensificando tras el fin de las dos dictaduras y el posterior ingreso de ambos países en la Comunidad Europea".

Eduardo Lourenço (1923), ensayista, crítico, pensador, es uno de los intelectuales más prestigiosos de Portugal. "Creo que el problema arranca en que las bases sobre las que reposa lo imaginario de ambas culturas, en cuanto culturas modernas, son un poco las mismas. La proximidad de las dos sociedades ha provocado una especie de espejismo. No había nada insólito, diferente, era más fácil recurrir al modelo francés, y los que podían, al alemán o al inglés".

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