La 'colmena' del Palacio de Congresos
La cumbre empezó ayer 15 minutos tarde por culpa del presidente francés, François Mitterrand. Llegó al aeropuerto con leve retraso, directamente desde París, y logró recuperar una parte por las calles de Madrid. Había que ver la envidia con que los madrileños contemplaban la velocidad de la comitiva francesa atrapados en el atasco.Todo comenzó con la intervención del presidente del Parlamento Europeo, lord Plumb. Sin embargo, hubo que retocar levemente el protocolo a consecuencia de que Mitterrand no es, por esta vez, el único jefe de Estado presente en la cumbre. Ese protagonismo simbólico tuvo que compartirlo con el presidente griego, Christos Sartzetakis, sustituto obligado por la incomparecencia de un primer ministro en ejercicio.
Margaret Thatcher acudió a la reunión con conjunto Chanel de colores mezclados negro y blanco, o azul oscuro y blanco, en esta precisión no hubo forma de que los expertos se pusieran de acuerdo. Como detalle refrescante, la presidencia española obsequió a la primera ministra británica, igual que al resto, con un abanico. La portavoz del Gobierno, Rosa Conde, no se sabe por qué, salió al quite enseguida y dijo que el presente no le parecía apropiado.
En la colmena del Palacio de Congresos, la organización se reveló casi perfecta. Amplias salas de trabajo y buena infraestructura permitieron que en ningún momento hubiera aglomeración de periodistas por los pasillos. Los teléfonos funcionaron -sin problemas, a pesar de las amenazas de bloqueo anunciadas por los trabajadores de Telefónica. El único pero fue que, de las salas de conferencias de prensa reservadas a las delegaciones, hubo una que resultó pequeña para la grandeur de Francia. La expectación despertada recayó en el Reino Unido. El récord de público, no obstante, lo obtuvieron la presidencia española y la Comisión Europea.
Los líderes de la CE interrumpieron los debates a la una de la tarde para acudir a la comida ofrecida por el Rey en el palacio de Oriente. Fue un almuerzo rápido con un menú atractivo: para empezar, crema fría de melón con gambas; lomos de rodaballo del Cantábrico a la casera, y después pichón de Talavera estofado a la española. De postre, helado de frambuesas, salsa Aranjuez y delicadezas. Los vinos servidos fueron Fino Quinta, Ermita d'Espiells, Viñedos de Contino 198 1. El cava, Gran Codorniu, reserva especial. En la cena servida en el nuevo edificio del Consejo de Ministros construido al lado del palacio presidencial de la Moncloa, los líderes fueron obsequiados con mousse de chocolate y bogavante sobre salsa de tomate fresco a la hierbabuena y comino. De segundo plato, cordero lechal relleno en su jugo con guarnición de verduras de verano glaseadas. Los vinos elegidos esta vez fueron Monopole, Viña Real cosecha de 1970 para la comida, y jerez oloroso Matusalén en el aperitivo.
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