Sacrificados con inyecciones letales más de un centenar de perros en San Sebastián
Un centenar largo de perros abandonados han sido sacrificados estos días en San Sebastián por los propios miembros de la Sociedad de Protección de los Animales y Plantas de Guipúzcoa, en un gesto de público despecho y también de conmiseración ante las deficientes condiciones en que se hallaban los animales.
Los perros sacrificados con inyecciones letales fueron desalojados por el Ayuntamiento de San Sebastián del centro en el que se les acogía hace dos semanas, y una cuarentena de ellos llevaba ya dos días encerrados en furgonetas, sin que los miembros de la sociedad protectora lograran hacerse con un terreno o un local en el que albergarlos.Lo que empezó con una decisión municipal saludada con alivio y hasta alborozo por los vecinos del centro de acogida Villa Lolita, en el barrio donostiarra de Altza, ha acabado por dejar una sensación de cierto desasosiego, nada sentimentalista, en parte de la opinión pública donostiarra. Y en todo caso, para las personas comprometidas en la protección de los animales, el inesperado desenlace constituye, desde luego, un suceso trágico, en el que el contradictorio hecho de la inmolación de los perros a manos de sus benefactores testifica crudamente contra la supuesta falta de sensibilidad general. La drástica decisión adoptada por un grupo de la sociedad protectora ha provocado la dimisión del presidente de ese organismo, Alberto Cifuentes, y de parte de la junta directiva, que, sin embargo, dicen entender la reacción de sus compañeros.
Alberto Cifuentes comenta con amargura que el largo discurrir de estos días a la búsquedade un refugio para los perros "ha sido como viajar en un barco apestado al que se le rechaza en todos los puertos. Cada vez que hemos intentado entrar en un terreno al que se nos había autorizado nos hemos encontrado con los vecinos de los caseríos limítrofes cerrándonos el paso con amenazas y malas maneras y en ocasiones armados de palos".
Lo cierto es que el nombre de Villa Lolita ha estado asociado a un foco de ratas e infecciones contra el que los vecinos de Altza llevaban clamando 10 largos años. El Ayuntamiento, una vez fracasado en sus intentos de desmantelar el centro, compró hace varios años la propiedad de Villa Lolita a la sociedad protectora en 10 millones de pesetas, dinero que sirvió para adquirir en el barrio donostiarra de Ibaeta una finca de 14.000 metros, futuro albergue de los perros abandonados. El proyecto, que cuenta con licencia municipal, está paralizado a la espera de que el juzgado resuelva las alegaciones de un vecino que sostiene que el acceso a ese terreno forma parte de sus tierras. Sea como fuere, y ante este imprevisto, el Ayuntamiento aceptó prorrogar la estancia de los perros en Villa Lolita durante algún tiempo, en tanto la sociedad protectora encontraba otra alternativa.
Vertedero
Hace dos semanas, el Ayuntamiento mandó las excavadoras, atendiendo los últimos requerimientos del vecindario y a la vista de que no parecía existir otra salida a corto plazo. Tras el derribo, operación en la que, según los miembros de la sociedad protectora, quedaron sepultadas varias decenas de gatos, dato desmentido por el Ayuntamiento, los 150 perros fueron instalados en un terreno de Aia, pero el propietario de la finca, el alcalde de esta población guipuzcoana, se negó a admitir a más animales que a los que se había comprometido con la corporación donostiarra.Comenzó entonces un largo peregrinar, seguido con curiosidad por los guipuzcoanos, en el que fracasaron todos los intentos por encontrar un refugio al centenar de animales, incluido el llevado a cabo por el Gobierno Militar de la provincia. Los perros fueron finalmente sacrificados por un grupo de miembros de la sociedad protectora, y sus cadáveres, depositados en el vertedero del monte de San Marcos. [El pasado 5 de junio el ayuntamiento de Vitoria sacrificó a 340 perros de la perrera municipal].
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