La 'partmafia'
La práctica habitual en época de Leonid Breznev de engañar a Moscú hinchando las cifras de la cosecha de algodón favoreció a los habitantes de Asia Central, que se beneficiaban del flujo de fondos procedentes de las arcas del Estado comprador. Los asiáticos soviéticos sufren hoy por el fin de unas corruptelas que se filtraban en mayor o menor medida a los estratos de la población, comenzando por el dirigente uzbeko Sharaf Rashidov. Ésta es la tesis que mantiene Vasili Seliunin, un prestigioso periodista especializado en economía, en un ensayo en la revista Novi Mir dedicado a los problemas del Asia Central soviética, con el desastre ecológico del mar de Aral (en proceso de desecación) como eje.
Seliunin, que recorrió las cinco repúblicas afectadas en la expedición de intelectuales y científicos al Aral, en otoño de 1988, llama partmafia al grupo que es al mismo tiempo "el aparato jerárquico del partido y del Estado" y la "estructura de dirección de las organizaciones criminales".
En Uzbekistán, el 98% de los dirigentes regionales de los órganos del interior ha sido enjuiciado por presuntas responsabilidades penales, comenzando por el ministro, y en cuatro años han sido sustituidos 58.000 funcionarios, señala Seliunin, quien acusa a Yuri Andropov, ex jefe del Comité de Seguridad del Estado y sucesor de Breznev, de haber hecho caso omiso de las denuncias de corrupción en Uzbekistán.
Carrera frenética
Asia Central se vio lanzada en época de Leónidas Breznev a una carrera frenética para irrigar el máximo número de héctareas de terreno. Moscú daba los fondos para los canales y compraba el algodón.La salinización progresiva de las tierras, hoy inutilizadas en grandes proporciones; la conversión del algodón en monocultivo (con menguante rentabilidad), y la desaparición de huertos y frutales no importaban a los dirigentes de las repúblicas asiáticas, que recogían las migas de la mesa de los líderes uzbekos.
La perestroika en Asia Central es hoy un "juego extraordinariamente peligroso", dice Seliunin refiriéndose a la obligatoriedad del plan, como antes, combinada con los bajos precios del algodón y la falta de los estímulos materiales del pasado.
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