EE UU conmina a Japón, Brasil y la India a poner término a las "prácticas comerciales desleales"
Una disposición ejecutiva firmada por el presidente George Bush y anunciada en la madrugada de ayer por la ministra de Comercio Exterior, Carla Hills, acusa a Japón, junto a Brasil y la India, de "prácticas comerciales desleales" y les conminaba a poner término a dichos usos en el plazo de 18 meses o exponerse a las correspondientes represalias por parte de Washington. La decisión presidencial, hecha pública pocas horas antes de la salida de Bush hacia Europa, en su primer viaje al Viejo Continente como presidente de Estados Unidos, desarrolla un capítulo, la disposición Súper 301, de la ley de Comercio de 1988.
En dicha ley, el Congreso pedía al Ejecutivo que hiciera pública antes del 31 de mayo de 1989 la lista de países que impedían, a través de "prácticas desleales", la libre circulación en su territorio de productos norteamericanos. La redacción de la lista fue objeto de intensas negociaciones entre el Congreso y la Administración, e incluso entre los miembros de la misma Administración, donde las posturas del secretario de Comercio, Robert Mosbacher, y de Carla Hills, partidarios de mantener una línea dura, se enfrentaban a las mantenidas por el secretario de Estado, James Baker, y el asesor de Seguridad Nacional, Brent Scowcroft, temerosos de las repercusiones que la publicación de la lista podría producir en las relaciones bilaterales de Estados Unidos, principalmente con Japón.Finalmente se decidió incluir en la lista, como comparsas, a la India y a Brasil, con el fin de que Japón no apareciera solo. Pero, a pesar del subterfugio, nadie duda de que las baterías pesadas apuntan hacia el antiguo enemigo en la II Guerra Mundial.
Las razones del presidente
Las razones, para Washington, son obvias. Mientras que los productos japoneses tienen un acceso total y libre al codiciado mercado de Estados Unidos -no hay más que pasearse por las ciudades de este país y ver las marcas de los coches que circulan por ellas-, los productos norteamericanos encuentran toda clase de dificultades para entrar en el mercado nipón. Estados Unidos tiene un déficit comercial con el imperio del Sol Naciente que asciende a casi 55.000 millones de dólares (más de 6,5 billones de pesetas), lo que supone el 44% del déficit total comercial norteamericano.
Las razones específicas citadas en la disposición Súper 301 para acusar a Japón de "prácticas comerciales desleales" son tres: prohibición de venta de superordenadores norteamericanos a ningún organismo oficial japonés (una ley vigente en Japón prohíbe la venta de superordenadores extranjeros a dichos organismos, aparentemente para proteger la producción de Mitsubishi), nulo acceso de la industria de satélites de Estados Unidos al mercado japonés y restricciones técnicas que hacen prácticamente imposible la venta de productos forestales norteamericanos, principalment e contrachapados, en Japón. Por otra parte, se acusa a la India de poner límites a las inversiones extranjeras y de cerrar su mercado de seguros a esas inversiones, mientras que la acusación sobre Brasil hace referencia al régimen de cuotas en las importaciones de productos extranjeros. Curiosamente, y a pesar de haber encontrado 19 "prácticas desleales" en la Comunidad Europea, no se cita a ningún país europeo en la lista.
La Comunidad ha amenazado con denunciar a Estados Unidos ante el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) si Washington toma alguna medida proteccionista contra los productos europeos. Además, como señalaba una fuente de la Administración, "ya tenemos bastantes problemas con Europa para añadir otro más". La Súper 301 también incluye una lista de otros ocho países "a vigilar" en el futuro por no proteger debidamente los productos patentados frente a la piratería comercial. Los países citados en esta categoría son la India, Brasil, Corea del Sur, México, China, Arabia Saudí, Taiwan y Tailandia.
Si EE UU y Japón no llegan a un acuerdo tras el período de 18 meses de negociaciones que se abre ahora y este país adopta medidas proteccionistas concretas, las inversiones niponas en el mercado norteamericano, que en los momentos actuales contribuyen sustancialmente a la financiación de los déficit presupuestario y comercial, podrían reducirse de forma importante, con el consiguiente efecto negativo en la economía de Estados Unidos.
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