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Aida Bortnik: "Me interesan los odios y las dependencias que el afecto genera"

El filme `Gringo viejo', escrito por la guionista argentina, clausuró el Festival de Cannes

Gringo viejo, basada en la novela de Carlos Fuentes, cuenta, al decir de los críticos que se encontraban en el Festival de Cannes, con un guión lleno de bellos diálogos. Su autora, Aida Bortnik, es conocida en aquel escenario, ya que cuando se presentó allí, dentro de la competición oficial, el filme Pobre mariposa, el jurado premió fundamentalmente a esta guionista argentina.La última aventura cinematográfica, Gringo viejo, dirigida por Luis Puenzo e interpretada por Jane Fonda, que la produce, y Gregory Peck, se estrenará próximamente y de manera simultánea en Nueva York, Los Ángeles y Europa.

El último proyecto de Bortnik, aún sin título, es una producción de David Putinan con capital de la Warner y de Europa que dirigirá Yuri Menzel. Para abordar este guión Aida Bortnik se ha desplazado a Praga, ya que su relato se inspira en una historia real que ocurrió allí durante la II Guerra Mundial. En esta ocasión la guionista no versiona un texto de otro autor, sino que lo recrea en hechos verídicos, "aunque los de la imaginación también son hechos reales", matiza.

"Habitualmente, realizo siempre historias originales", comenta, "con la excepción de las tres adaptaciones realizadas sobre otros tantos libros de Mario Benedetti, Haroldo Conti y Carlos Fuentes".

Periodismo

Entre Buenos Aires y Praga, Aida Bortnik ha pasado unos días de descanso en Madrid, ciudad en la que vivió entre 1976 y 1979, época en la que en su país secuestraron Cuestionario, la revista dirigida por Rodolfo Terragno, periodista y actual ministro de Obras Públicas en Argentina, y en la que ella ejercía el periodismo, profesión que nunca más abordó. "Aquí viví de hacer traducciones del inglés, francés e italiano al español", afirma, "y sobre todo hice grandes amigos".

Ya por entonces su actividad literaria estaba centrada en el teatro, algo que se siente muy arrepentida de tener abandonado por sus incursiones literarias en el mundo del cine y de la televisión.

Su primera incursión en el mundo del cine ya la reveló como una sólida guionista. Su adaptación de La tregua, de Mario Benedetti, protagonizada por Héctor Alterio y dirigida por Sergio Renan, fue la primera película hispanohablante que obtuvo la candidatura para el Oscar a la mejor película extranjera.

Tras este inicio llegaron otros muchos guiones, entre los que cabe destacar Una mujer, Crecer de golpe -basado en una novela de Haroldo Conti-, La isla -filme de Alejandro Doria que obtuvo diferentes premios en los festivales de Huelva y Montreal- Tras este último vuelve a Argentina, donde continúa su nueva y fructífera experiencia con Volver, y La historia oficial. Aún sin filmar está su último trabajo, un guión para Jane Fonda.

Toda esta actividad la lleva a cabo en un país en el que la situación del cine es, tal y como afirma crítica. "Argentina ha entrado en una caos y acababa de salir de otro caos", comenta. "Cuando estas cosas ocurren, el cine es una de las industrias que más se resiente". Aida Bortnik afirma vivir esta situación con gran preocupación: "Hace no mucho tiempo vivíamos la etapa de salida del caos anterior y ello produjo una explosión feliz". Y añade: "Muchos podíamos hacer lo que nunca se pudo y se dio un reflorecimiento del cine argentino en el que no faltó un estallido de imaginación que se tradujo en los numerosos premios internacionales que recibíamos".

Pero Bortnik habla de cómo vieron que la temática tenía que cambiar, "porque nuestra vida había empezado a cambiar y la crisis económica ha impedido todo crecimiento", y añade: "No hay dinero para hacer ni para ver cine". De hecho, las pocas películas que se realizan en Argentina no pueden recuperar su mercado interno, "y esto puede suponer la muerte", agrega Bortnik.

Como única salida a esta situación, la escritora habla de unión. "Entiendo que Esbarría va a preferir, en todos Ios sentidos, unirse a Europa, pero hay cosas, como un idioma, que hacen que tengamos tradiciones así como necesidades y expresiones comunes".

Aida recrea sus historias en un mundo intimista donde la introspección es la gran protagonista y declara no hacer psicoanálisis doméstico: "Me reconozco en muchos de mis personajes, pero no lo noto y no es un buceo psicoanalítico de mi interior".

Para ella, es por los caminos de afecto por donde crece y se expanden los límites, "porque es por los sentimientos por donde los hombres pueden ir mucho más allá de su carne temporal, de su propia imaginación".

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