Puente aéreo entre Mauritania y Senegal con ayuda española, francesa y marroquí
La repatriación de decenas de millares de candidatos a la huida tras las atrocidades cometidas en los días pasados en Mauritania contra senegaleses, y en Senegal contra mauritanos, que causaron centenares de muertos, se desarrollaba ayer con intensidad, con ayuda española, francesa y marroquí. La situación en Dakar tendía ayer a normalizarse tras una noche, bajo el toque de queda, menos agitada que la anterior.
Francia y Marruecos colaboran en el puente aéreo con cinco aviones cada uno, en tanto que España ha enviado un Hércules C-130 con mantas, tiendas de campaña, medicinas y alimentos y que, posteriormente, inició los vuelos para transportar a los refugiados. El aparato tiene previsto efectuar cinco viajes de ida y vuelta entre Nuakchot, la capital mauritana, y Dakar, la senegalesa. Unos 20.000 mauritanos llevan refugiados una semana en el recinto de la feria internacional de Dakar. Siete mil senegalesés se acogen en Nuakchot al asilo de la gran mezquita. Em ambos casos, bajo una fuerte protección de la policía y el ejército.Ayer se supo que, el pasado sábado, fueron linchados 12 mauritanos en la región de Tuba, a unos 200 kilómetros de Dakar. Tuba es la ciudad santa de los musulmanes de la confraternidad de los murides. La explosión de violencia se produjo cuando se supo que, el pasado lunes, fue asesinado en Nuakchot el representante senegalés para Mauritania y califa general de los murides. Ha sido imposible confirmar la veracidad de la información en este último país.
Matanza en Diurbel
Otras fuentes añadían a la cuenta de muertes del sábado cuatro más, todas ellas de mauritanos, en Diurbel, cuando el vehículo en el que huían sufrió un accidente. En total, más de 50 mauritanos han muerto desde que se inició la oleada de disturbios. Al otro lado de la frontera, la cifra es aún más elevada: 150 senegaleses muertos, según los datos más conservadores; más de 400, según los refugiados llegados a Dakar. El presidente senegalés, Abdu Diuf, lanzó ayer un llamamiento a la calma y la serenidad, pero sin dejar de achacar la responsabilidad del estallido de violencia a la parte mauritana.En ambos países, las fuerzas de seguridad se han visto impotentes para frenar la violencia desatada en las calles contra los miembros de la comunidad enemiga. En el conflicto subyacen enormes diferencias históricas entre negros senegaleses y árabes y bereberes mauritanos.
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