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Diálogo de sordos entre Fidel Castro y Mijail Gorbachov

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIAL ¿Ganó Mijail Gorbachov o Fidel Castro? Difícil respuesta, porque el gran duelo de discursos entre los dos personajes que han atraído la atención mundial en los últimos días fue más bien un diálogo de sordos, en el que el presidente soviético defendió los aspectos liberalizalores de la perestroika y el líder cubano persistió en negar esa fórmula para su país, alegando que él no es Stalin. Gorbachov aprovechó ayer su primera alocución desde suelo latinoamericano para proponer la desnuclearización del continente y asegurar que la URSS no tiene intereses militares en esta tierra.

Tanto Castro como Gorbachov dejaron claro que, pese a las diferencias, la alianza entre los dos países está confirmada con la firma de su primer tratado de amistad y cooperación. Más contundente, Castro dijo: "Nuestras relaciones marchan extraordinariamente bien". Gorbachov añadió que compartía lo manifestado por su homólogo desde la misma tribuna.

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Gorbachov alaba el camino democratizador en

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Mijail Gorbachoy respaldó en su discurso las medidas democratizadoras -así las llamó- puestas en marcha en Nicaragua, pidió a Estados Unidos que cese la ayuda a la contra y abogó por la solución "por medios políticos" del conflicto centroamericano y por "el cese del suministro bélico a América Central, de cualquier parte que éste proceda".

Con respecto a la tan traída crisis cubano-soviética, el dirigente soviético afirmó que esa propaganda "huele a naftalina vieja de los tiempos de la guerra fría" y añadió, al referirse a las relaciones económicas entre Moscú y La Habana que debían ser "más dinámicas, más eficientes y debe haber más rigor y disciplina para que se cumplan los compromisos contraidos".

En la conferencia de prensa, Gorbachov dijo que está dispuesto a estudiar con Cuba la posibilidad de condonar la deuda a este país conforme a su declaración de diciembre pasado en la ONU sobre la necesidad de una moratoria de 100 años a la deuda externa latinoamericana.

Por su parte, Fidel Castro, que dedicó el grueso de su dis-

curso a explicar su interpretación de la perestroika, rechazó toda comparación entre su país y la Unión Soviética y mencionó, en primer lugar, que en Cuba no había habido un Stalin. "A menos que me consideren a mí un Stalin de este país", dijo entre las sonrisas y los aplausos de Gorbachov. 'En ese caso", añadió, "yo diría que todas mis víctimas gozan de excelente salud". Pese al gesto cortés de Gorbachov, estas palabras confirman la tesis de Castro de que la URSS tiene que aprender más de Cuba en cuanto a libertad y derechos humanos que a la inversa.

El máximo dirigente de la URSS anunció que su país respaldaría la convocatoria por parte de los países latinoamericanos de una conferencia internacional para ratificar su estatus de continente desnuclearizado. Aseguró que su país no tiene propósitos de "instalar bases militares, ni instalaciones de cohetes nucleares ni armas de destrucción masiva de cualquier otro tipo de América Latina" e hizo un llamado 'a las demás potencias para que hagan algo análogo con el fin de contribuir a que Latinoamérica sea un continente de paz".

Mijail Gorbachoy mostró su comprensión con Cuba por la presión a la que está sometida por parte del 'vecino imperialista", pero puso mucho más énfasis a la hora de apoyar los procesos democráticos que actual mente se desarrollan en América Latina, especialmente en Nicaragua.

Defensa de la 'perestroika'

El líder soviético definió ante los miembros de la Asamblea Nacional Cubana el proceso de la perestroika, tan demostrado aquí. Habló de "la democratización de todos los aspectos de la vida nacional", díjo que "las personas se sienten más libres, quieren participar más directamente en los problemas políticos".

Gorbachov admitió que no pretende que estos criterios se apliquen en todos los países -"nuestros enfoques no los vemos como una receta universal"-, pero no negó que agradecería una actitud colaboradora por parte de los demás -"apreciamos el interés que en todas partes despierta lo que está ocurriendo en nuestro país".

Fidel Castro insistió en que no tiene por qué aplicar laperestroLka en Cuba y que "el principio irrestricto de la voluntad soberana de cada pueblo y país es una regla de oro del marxismo-lemnismo". Castro pidió respeto para el proceso revolucionario que se desarrolla en Cuba y advirtió que "es arbitrario, caprichoso, absurdo" que se le exija "aplicar en un país de 10 millones de habitantes las fórmulas que se aplican en un país de 200 millones". "Es una locura", dijo.

El dirigente cubano declaró que "cada país tiene que aplicar sus propias fórmulas en la construcción del socialismo" y añadió que, por su parte, considera que `si un país socialista quiere construir el capitalismo tiene derecho a hacerlo".

A medio millar de periodistas presentes en la Habana para cubrir la v sita de Gorbachov, el Gobiem o e Íbano les dio ayer, inexplicableme nte, la carnaza informativa de la detención de siete disidentes que habían convocado para la tarde de ayer un acto de protesta frente a la embajada de la Unión Soviética.

Entre los detenidos se encuentra Samuel Martínez Lara, líder del Partido pro Derechos Humanos y otros miembros de la dirección de este grupo. También fue arrebatado Rogelio Bahamonde, quien en meses pasados protagonizó la aventura de presentarse como candidato en unas elecciones del poder popular. Las detenciones fueron denunciadas por los familiares de los arrestados y confirmadas por un portavoz oficial cubano. Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión pro Derechos Humanos, anuncié que después de estas detencionts, que incluyen a dos miembros de su grupo, queda sin efecto la convocatoria de la manifestación.

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