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Reportaje:

La modernización china tiene fiebre

Inflación y corrupción en el país más poblado del planeta

Todas las contradicciones de la vía china hacia la modernización parece como si hubieran estallado de golpe en los últimos meses. "Este país es un polvorín", declara un profesional occidental que reside en Pekín desde hace más de 10 años. El Estado se ve importante para controlar la corrupción que ha generado, sobre todo entre los funcionarios públicos, la liberalización del sistema de precios, y admite, por otra parte, "haber cometido errores" en la aplicación de la reforma, según manifestó recientemente el primer ministro, Li Peng. El ejercicio económico del año pasado se cerró con preocupantes resultados y con la sensación de que el Gobierno ha perdido el control de la economía desde que los precios se dispararon el último semestre, lo cual obligó a ralentizar el ritmo de crecimiento y detener la demanda.El Instituto de Estadística acaba de revelar que la tasa de inflación alcanzó el 27% en 1988, lo que significó un crecimiento por encima de los ingresos del 35% de las familias urbanas. Estas cifras son estimadas por otras fuentes no gubernamentales como excesivamente bajas. En enero último, según los datos oficiales, el índice de precios subió un 26% con respecto al de enero del año anterior. "El Gobierno luchará al máximo para tratar de controlar la inflación, pero tenemos ante nosotros una tarea muy difícil", advirtió en una conferencia de prensa el portavoz del Instituto de Estadística.

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"Creo que en dos o tres años se pueden notar los efectos de las medidas antiinflacionistas que hemos decidido adoptar" declara, por su parte, un economista de la comisión instituida por el Consejo de Estado para estudiar la reforma.

Algunas de estas medidas, como la de subir las tasas de interés con el fin de fomentar el ahorro privado, no servirán demasiado. Otras, como la de aumentar las inversiones estatales en el campo e incrementar las subvenciones agrícolas, tal vez lleguen demasiado tarde y tampoco tengan efecto mientras el Estado no se atreva a vender la tierra a los campesinos, un paso que por ahora no parece ni mucho menos dispuesto a dar.

Crecimiento económico

Aunque la economía china creció el año pasado a un ritmo todavía muy alto (11,2%), gran parte de ese crecimiento fue debido a la industria, que lo hizo en más de un 20%, en tanto que la agricultura -en la que todavía trabajan cuatro quintas partes de la población laboral- creció un 3,2%. Este mal resultado provocará que 40 millones de agricultores tengan este año problemas para obtener alimentos.El Gobierno ha revelado por primera vez la existencia de desempleo, aunque oficialmente los trabajadores en paro son clasificados como "personal en espera de trabajo". Según el Instituto de Estadística, la cancelación de 14.000 proyectos de inversión contribuirá este año a que se registre un total de tres millones de desempleados, lo que equivale a cerca del 3% de la población activa urbana. En 1988 fue del 2,1 %.

Pero los males no se acaban ahí, puesto que la escasez de energía eléctrica ha obligado a que muchas empresas puedan trabajar sólo cuatro días a la semana. El panorama es bien distinto en las llamadas Zonas Especiales Económicas (ZEE), creadas para fomentar la inversión extranjera y en las que la expansión económica del país es más patente. En 1988, la inversión en las ZEE creció un 18,4%. "A mi juicio, la situación económica del país no es alarmante. China sigue creciendo a un ritmo muy elevado y su inflación es un fenómeno característico de una economía en expansión. Las empresas extranjeras continúan muy interesadas en venir a China", opina un diplomático europeo.

Sin embargo, uno de los problemas más agudos que el Gobierno tiene que afrontar es el grave desequilibrio que existe entre las provincias orientales ricas y las provincias occidentales deprimidas. Esa diferencia está dando origen dentro de las grandes poblaciones a la aparición de bolsas de pobreza, aun cuando los gobernantes chinos subrayan que el nivel de, vida ha mejorado sensiblemente en la última década.

Los próximos meses pueden ser trascendentales para determinar el futuro de la reforma económica. La VIII Asamblea Nacional del Pueblo debate a finales de este mes el tema. En octubre del año pasado el Gobierno ralentizó la economía para intentar controlar la espiral inflacionaria.

Zhao salvó la piel

La crisis hizo pensar entonces que el actual secretario general del partido comunista, Zhao Ziyang, pudiera ser relevado del cargo como un año antes había ocurrido con su antecesor, Hu. Yaobang, acusado de haber ido demasiado rápido en la reforma. Zhao salvó de momento la piel, al igual que el primer ministro, Li Peng, si bien tuvo que dar un frenazo al proceso de desregulación de precios, que algunos piensan que es la principal causa de la actual corrupción económica.Mientras viva Deng Xiaoping, hombre fuerte de China, el debate sobre la reforma parece controlado, pero muchos creen que en cuanto desaparezca el pequeño emperador chino -cuyo estado de salud se rumorea que es frágil- las cosas pueden cambiar inmediatamente.

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