Seguridad engañosa
GRACIAS A que las cámaras de televisión instaladas en la sucursal del Banco de España de Santiago de Compostelano sirvieron para nada cuando más se necesitaba de ellas, los asesinos de los dos guardias civiles que vigilaban la entidad bancaria no han podido ser identificados. El hecho es sumamente grave y urge conocer cuanto antes cómo ha podido producirse y quién es el responsable. La incuria y la dejación que revela no pueden quedar impunes.El gobernador civil de La Coruña culpa del fallo a ESABE Express, la empresa responsable de los sistemas de seguridad y vigilancia del banco. Según la versión oficial, la película estaba caducada desde hacía años, por lo que no pudo grabar la imagen de quienes dispararon contra los guardias. La empresa de seguridad, por su parte, ha replicado que el desaguisado es imputable a un fallo en el revelado de la película, efectuado por la policía. El trágico suceso ha servido también para poner al descubierto la obsolescencia de la técnica de grabación utilizada en la entidad en relación con los actuales sistemas de vídeo.
Cuando desde las instancias oficiales, y con toda razón, se insiste sobre la amenaza del terrorismo y la necesidad de colaboración para erradicarlo, el que se produzca un hecho así no deja de ser descorazonador. La negligencia mostrada en esta ocasión se compagina mal con la diligencia con que se actúa frente a la población, a la que no se le ahorra controles y peinados policiales y, llegado el caso, hasta la irrupción violenta en sus domicilios por una simple sospecha. Una actuación tan negligente desvela inquietantes síntomas de irresponsabilidad profesional que no dejan de afectar a la credibilidad de un sector -el de la empresa privada de seguridad- al que cada vez más se le encomienda la protección de inmuebles privados y edificios públicos. La ayuda de los sistemas electrónicos de grabación y alarma es fundamental frente a la delincuencia. Por eso, muchos ciudadanos y organismos públicos recurren a ella a pesar de su alto coste, pero a condición de que tales sistemas funcionen en el momento preciso y que quienes hacen un pingüe negocio con su instalación no se olviden a renglón seguido de los compromisos que contraen en lo que se refiere a su puesta a punto y mantenimiento.
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