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Un espejo menos oscuro

Ha pasado algún tiempo desde entonces y es justo reconocer que, si bien la estadística española no cubre todavía de forma plena la demanda existente, no puede negarse que el esfuerzo y el avance logrado en los años más recientes ha sido considerable. Por fin la estadística española ha emprendido el camino de su modernización, conectando con la necesidad social que la impulsa.Una afirmación concluyente sobre la situación de las estadísticas españolas en el momento actual carecería de sentido. España dispone de algunas estadísticas irreprochables, y de otras que no cubren el fin propuesto. Pero lo que no ofrece ninguna duda es que recientemente se ha iniciado el camino para dotar a nuestra sociedad de unas estadísticas adecuadas a los nuevos tiempos. Pero todavía su andadura habrá de salvar muchos obstáculos que surgirán en el sendero.

La elaboración de estadísticas no es sólo función del organismo técnico responsable de la estadística española, es decir, del Instituto Nacional de Estadística (INE), sino que también un conjunto de organismos públicos elabora estadísticas fundamentales. Así, por ejemplo, las estadísticas fiscales que produce el Ministerio de Economía y Hacienda y, de forma especial, las cuentas que elabora la Intervención General del Estado tienen poco que ver con las viejas y arcaicas estadísticas del sector público. Su avance ha sido espectacular. Igual que ocurre con las estadísticas monetarias y financieras que con pulcritud y rigor encomiables ofrece mensualmente el servicio de estudios del Banco de España. Las aportaciones de los ministerios de Agricultura, Industria y Trabajo en lo que se refiere a sus áreas específicas, así como la estadística de comercio exterior que elabora la Dirección General de Aduanas y las procedentes de la Central de Balances (Banco de España), son, entre otras, aportaciones inestimables para el conocimiento de la realidad económica española.

Pero cuando hablamos delavance de la estadística española en los últimos años nos estamos refiriendo al INE y a la gran labor que están realizando sus dirigentes en el afán de dotar a España del capital estadístico que necesita para comparecer decorosamente ante nuestros socios comunitarios.

En primer lugar, hay que referirse a los censos generales de población, edificios, locales, agrícola e industrial, que constituyen la base del entramado estadístico español. La mejora que se ha introducido en esta área estadística es notabilísima. La cuidada publicación de sus resultados, con tomos provinciales para la mayoría de los censos, constituye un capital estadístico valiosísimo, equiparable al de otros países europeos. El pero que cabe hacer a los mismos es, por un lado, el retraso en su publicación y, por otro, la insuficiente explotación que se hace de sus resultados, fundamental para los usuarios. Por último, se nota cada vez más la falta de un auténtico censo industrial y otro de actividades de servicios que completen la estadística censal básica.

Ampliar las estadísticas

La publicación líder del INE debería ser el Anuario Estadístico, que en sus dos versiones, manual y amplia, publica cada año el citado instituto. La obsolescencia del mismo resulta evidente cuando se observa cómo su estructura sigue siendo la introducida en 1962, lo que en aquel momento supuso una innovación muy importante. Pero la nueva información estadística que hoy se produce fuera del INE aconsejaría ser incorporada, renovando y actualizando el Anuario Estadístico para que éste refleje la estadística disponible. En notas adicionales debería informarse de las publicaciones que amplían y desarrollan la información contenida en el Anuario, que, en cualquier caso, tendría que hacer referencia a la copiosa información estadística existente. El capítulo Internacional tendría que recoger las estadísticas económicas que se elaboran por la ONU, por las oficinas estadísticas de la OCDE y por la Comunidad Europea.

Por una serie de circunstancias de dominio público, el índice de precios al consumo (IPC) que elabora el INE es, sin duda, la estadística más esperada cada mes, tanto en los estamentos oficiales como en los representativos, e incluso por los simples hogares. Hay que decir que el índice de precios al consumo es una de las estadísticas más fiables y más cuidadas entre las que se elaboran en España. Una estadística equivalente en cuanto a su metodología, transparencia y fiabilidad a la de cualquier país avanzado. Pero el IPC ofrece todas las garantías exigibles por la sociedad. El lector recordará las críticas, un tanto infundadas, que algunos estamentos sociales, e incluso alguna prensa, han hecho cuando dicho índice ha reflejado estabilidad en los precios. Cuando, como ha ocurrido recientemente, el IPC se ha disparado, las voces censoras se han acallado. El IPC se elabora a partir de la toma de miles de datos a lo largo y a lo ancho del país por los agentes que el INE tiene contratados. Sus resultados han sido siempre fiables, y la pretendida posibilidad de manipulación, una auténtica quimera. Es cierto que el INE ha sufrido un retraso lamentable en actualizar la cesta de la compra, que sirve de base para la elaboración del índice general. Porque las pautas de gasto y de consumo de las familias españolas desde 1980 han podido cambiar. Lo que no supone que, a pesar de ello, las tasas de variación del índice debieran ser diferentes de las que resulten con la base actual. El INE ya ha programado una nueva encuesta de presupuestos familiares.

Población activa

Otra estadística importante elaborada por el INE es la Encuesta de Población Activa, la famosa EPA trimestral, que registra las variaciones en la población activa, ocupada y en paro. Ajustes metodológicos impuestos por la necesidad de adecuarlos a los establecidos por los organismos internacionales han hecho correr ríos de tinta por algo que no cambia sustancialmente la evolución de agregados tan importantes. Una estadística modélica, pese a quien pese.

Pero la estadística estrella del INE es, sin duda, la Contabilidad Nacional, que se publica anualmente. Podría decirse que es el compendio de la estadística española referido a un año natural. La calidad metodológica y la perfección que se ha conseguido, sobre todo en el tratamiento de los sectores institucionales, es modélica. Es posible que la Contabilidad Nacional subvalore la verdadera dimensión del producto interior bruto, sobre todo a partir de 1975, en que la economía sumergida ha tomado mayor dimensión. Pero, en cualquier caso, la dinámica en la evolución de los distintos agregados económicos refleja con gran rigor lo que acontece cada año en la economía española.

Hay, sin embargo, lagunas importantes en el aparato estadístico oficial. Así, por ejemplo, el índice de producción industrial (IPI), que mantiene una obsoleta base de 1972, no refleja con nitidez el verdadero comportamiento de la industria española. Otras estadísticas, como las ventas en grandes almacenes o la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares (ECPF), suelen mostrar resultados poco compatibles con la realidad. Son investigaciones en las que la dirección del INE está poniendo todo su empeño para que sean mejoradas y aporten resultados fiables.

La nueva ley estadística dará un paso muy importante en el esfuerzo necesario para dotar a España de un aparato estadístico moderno que satisfaga la creciente demanda estadística. La conexión del INE con la Oficina Estadística de las Comunidades Europeas (Eurostat) y la coordinación con los servicios estadísticos que se están creando en las distintas comunidades autónomas promoverá el cambio que los usuarios deseamos. Ojalá que en todos los campos del quehacer hispano pudiera presentarse un balance tan prometedor.

Julio Alcaide es economista y fue estadístico sindical.

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