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El Ejército soviético se retira oficialmente de Kabul

MARK URBAN / PILAR BONET, La guerrilla afgana ha intensificado su asedio a la ciudad de Jalalabad contando con ayuda paquistaní, según informaban ayer los medios de comunicación soviéticos, en tanto las últimas tropas de la URSS se aprestaban a abandonar Afganistán antes de que mañana expirase el plazo establecido en los acuerdos de Ginebra. Ayer, un contingente de 15 paracaidistas soviéticos abandonó Kabul, y el control del aeropuerto quedó en manos afganas, tras una breve ceremonia de despedida oficial a la última unidad de combate soviética, que puso simbólicamente fin a los nueve años de participación del Kremlin en la guerra afgana.

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El capitán Alexander Zhadan condujo al avión de transporte Antonov a los últimos soldados de la 103ª División de Asalto Aéreo, la misma que tomó el control del aeropuerto de Kabul el 27 de diciembre de 1979. El teniente coronel Pyotr Sardachuk, que presidió la ceremonia de despedida en el aeropuerto, dijo que el grueso del batallón de 450 paracaidistas que defendió el aeropuerto había abandonado la capital afgana el domingo.Un pequeño contingente de tropas soviéticas continúa en Kabul, sobre todo cerca del aeropuerto, y en algunos puntos estratégicos de los alrededores para proteger el puente aéreo de Moscú para suministro de víveres, pero nadie en Kabul. duda de que todos ellos se habrán marchado mañana, antes de que concluya el plazo del 15 de diciembre, fecha en la que deberá estar concluida la retirada soviética, según los acuerdos de Ginebra.

Acoso guerrillero

El diario Pravda, órgano central del partido, y la radio soviética acusaron ayer a las tropas paquistaníes de participar en las acciones militares en la ciudad fronteriza de Jalalabad.

Esta localidad del Este, la occidental de Herat y Kabul son, en opinión de periodistas soviéticos especializados, los tres puntos neurálgicos que el régimen de Najibulá debe mantener bajo control si quiere asegurar futuras negociaciones con una oposición que trata en primer lugar de asegurarse terreno con la fuerza de las armas.

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Tass denunciaba ayer la concentración de 1.600 soldados paquistaníes, 200 guerrilleros tribales y contingentes de artillería en la ciudad paquistaní de Landi Kotal, en la frontera con Afganistán. La radio soviética daba cuenta de "algunas informaciones", según las cuales varios miles de soldados paquistaníes disfrazados de civiles entraron en el país para ayudar a conquistar Jalalabad.

La ofensiva muyahidin en la provincia de Paktia, fronteriza con Pakistán, ha obligado al Ejército afgano a retirarse de las posiciones que mántenía en los alrededores de la ciudad de Jost según un informe de la guerrilla, informa desde Peshawar, Georgina Higueras. Los rebeldes del Hezbi Islami han llegado a situarse a sólo 12 kilómetros de Jost.

Los muyahidin, mientras tanto, se esforzaban en tomar posiciones y en tratar de hacerse con Jalalabad, la gran ciudad situada a mitad de distancia entre Peshawar y Kabul. Con esta tendrían toda la carretera liberada hasta la capital, lo que facilitaría enormemente el mantenimiento de los cerca de 30.000 muyahidin que cercan la capital.

Mientras tanto, 3.000 soldados soviéticos y 500 vehículos. llegaban diariamente a la URSS según informaba Pravda. Un pequeño contingente soviético permanecía ayer en Kabul después de que quince paracaidistas abandonaran la capital por vía aérea el lunes.

Aviones de transporte militar Iliushin-76 habían transportado a Kabul 420 toneladas de harina en la jornada del sábado, con lo que la cantidad total de este producto transportada se acercaba a las 7.000 toneladas. Al oeste de Kabul, la oposición intentaba hacerse fuerte, mientras algunos misiles dirigidos contra el aeropuerto erraban el blanco. Entre los objetivos de la acumulación de víveres y armas en la capital áfgana está la resistencia de un asedio de la guerrilla por parte de Najibulá, cuyos hombres no controlan las carreteras más importantes.

Medios soviéticos en Moscú manifestaban ayer que Kabul puede resistir durante seis meses si las reservas de víveres y armas no son alcanzadas por el enemigo.

La dirección del Partido Democrático Popular de Afganístán (PPDA) ha repartido armas entre sus militantes. Medios soviéticos opinan que tal medida está díctada no sólo por las necesidades de defensa de los funcionarios leales al régimen, sino también por la desconfianza en la fidelidad del Ejército. Los hombres de Shaj Masud permanecían inactivos al sur del paso de Salang y se linfitaban a arengar a las tropas afganas para que desertasen y se pasasen a la guerrilla, manifestaba ayer Pravda.

La guerrilla acosaba los puestos de seguridad del aeródromo de Bagram (al norte de Kabul). En Kandagar (al sur), la oposición intentaba tirotear el aeropuerto y resistían las ciudades de Jost y Gardez, según Pravda.

El diez de febrero 39.093 soviéticos habían abandonado Afganistán, según informaba ayer el citado diario. El general Borís Grémov, jefe del contingente soviético, dijo que sus tropas habían entregado 23 campamentos militares por valor de 40 millones de rublos a los afganos.

El número de víctimas soviéticas en los últimos días de la retirada es moderado, a juzgar por las informaciones soviéticas. El nueve de febrero murieron los tres componentes de la tripulación del helicóptero MI-8, que fue derribado por un misil.

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