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Las divergencias internas de la guerrilla colapsan el Shura

G. HIGUERAS, ENVIADA ESPECIAL, El Shura, consejo consultivo de la guerrilla afgana, se reunió ayer nuevamente en Rawalpindi, a puerta cerrada. Nada trascendió del encuentro, a la que no asistieron los delegados de los afganos refugiados en Irán, al continuar el desacuerdo sobre su representación.

El viceprimer ministro iraní, Ali Raza Moayeri, se encuentra en Islamabad para presionar, junto con las autoridades paquistaníes, a los guerrilleros afganos para que lleguen a una solución negociada que permita ofrecer como alternativa al Gobierno de Kabul uno de amplia base. Moayeri viajó como "enviado especial del presidente" Alí Jamenei.

La primera ministra paquistaní, Benazir Bhutto, volvió anoche de su viaje a la República Popular China y se entrevistará con Moayeri. Los líderes chinos han coincidido plenamente con la jefa de Estado de Pakistán en que es necesario evitar el baño de sangre de una guerra civil y hallar una solución política para Afganistán.

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Cada día parece más clara la tesis de que sólo las elecciones podrán obligar a los líderes muyahidin a unirse y hallar soluciones de compromiso, una vez que la sociedad afgana determine por sí misma a quién quiere tener en el. Gobierno.

Tanto entre los comandantes que participan en este Shura como entre los que continúan en el frente, se multiplican las voces de que este consejo consultivo no es representativo del pueblo afgano.

Sin embargo, los partidos más pequeños, que disponen de una estructura política menos compleja y que tienen una falta total de experiencia en el campo propagandístico, temen que las elecciones sólo beneficien a los grandes partidos.

A un solo día del fin de la retirada soviética, las deserciones de los soldados del Ejército afgano comienzan a multiplicarse espectacularmente. Hazar Gul, de 22 años de edad, que se pasé hace una semana a las filas de los muyahidin, asegura que los soldados del régimen están agotados. "Cada día nos enviaban a realizar operaciones, sabiendo que el régimen no va a durar, además nos daban muy mal de comer", afirma.

El comandante del Hezbi Islami, Fida Mohamed, afirmó ayer que otros dos oficiales destinados en Kandahan, antigua capital afgana, con los que había estado en contacto anteriormente, se han sumado ya a las filas muyahidin.

Los rebeldes acusan al régimen de Najibulá de estar preparando una "conspiración a la desesperada" para destruir la capital afgana cuando ésta se encuentre al borde del colapso por la presión de la guerrilla.

Los muyahidin indican que la milicia del Gobierno está colocando enormes cantidades de material explosivo en diversas instalaciones públicas de la capital.

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