Salvador Dalí tuvo en Figueres un entierro hogareño y multitudinario
Autoridades, celebridades y un gentío curioso siguieron la ceremonia
Salvador Dalí tuvo ayer tarde en Figueres el entierro que hubiera soñado en una de sus elucubraciones, aunque tal vez él lo hubiera imaginado aún más grandioso; un entierro multitudinario, atendido por autoridades, celebridades y antiguos cortesanos, y al mismo tiempo, vinculado, a los escenarios de su primera infancia hasta el punto de que se rezó un responso por su alma en la misma iglesia en la que fuera bautizado en 1904. Cuatro ujieres del Teatro Museo Dalí, con uniformes diseñados por el fallecido, llevaron el féretro de pino adornado con una cruz hipercúbica que contenía el cuerpo embalsamado de Dalí a lo largo de los 50 metros escasos que separan la capilla de la iglesia de Figueres del sepulcro, bajo la cúpula del museo, donde reposará el difunto.
El entierro de Dalí convirtió Figueres durante la tarde de ayer en una mezcla de fiesta popular y polo de atracción de autoridades catalanas y españolas, así como de celebridades del mundo del arte y personas afines a la larga y compleja biografía daliniana Además del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el ministro de Cultura, Jorge Semprún, el alcalde de Figueres, Marià Lorca, y otras autoridades, estaban en la iglesia de Figueres personajes como el ex primer ministro francés Raymond Barre, el director de la Tate Gallery londinense, Alan Bownes, y el escritor francés Louis Pauwels, ataviado con el uniforme de gran gala y el bicornio de la Academia francesa.Otras personas máximamente relacionadas con Dalí asistieron también a su entierro. El matrimonio Reynolds Morse, antiguos amigos de Gala y Dalí y propietarios de la mayor colección de obra originaria del pintor, que se exhibe en St. Petersburg (Florida, EE UU), estaban tan emocionados tras la ceremonia que apenas podían articular palabra y las lágrimas corrían por sus mejillas. Otros allegados dalinianos, como el pintor Antoni Pitxot, delataban también su emoción. Los ex secretarios de Dalí, capitán John Peter Moore y Robert Descharnes, siguieron la ceremonia, al igual que los aboga dos Miguel Doménech, Ramón Guardiola y Emilio Puignau, que han tenido papeles destacados en diferentes fases de la gestión de los asuntos dalinianos.
Los condes turineses Giuseppe y Cristina d'Alboretto, antiguos amigos y mecenas de Dalí instalados desde anteayer en Figueres, se prepararon para el sepelio de una forma que hubiera complacido a Dalí: con una larga y animada velada en el hotel Duran la noche artes del entierro Por su parte, el matemático y autor de la teoría de las catástrofes, René Thom, siguió la ceremonia con absoluta concentración.
La única representante de la familia del pintor que se hallaba en el entierro era. su prima Montserrat, en primera fila junto a las autoridades. Al parecer, fueron las instituciones oficiales las que insistieron en que la prima de Dalí tuviera un lugar preferente en el protocolo. Ayer, según pudo saber este diario, se confirmó que la hermana de Dalí, Ana María, y un grupo de amigos del pintor que habían estado privados del contacto con él durante los últimos años, como el escritor Luis Romero, el pintor Joan Josep Tharrats y el crítico de arte Rafael Santos Torroella, organizarán un funeral por Dalí el próximo lunes a las seis de la tarde en Cadaqués y Port Lligat. Según personas allegadas a Ana María Dalí, este funeral cuenta también con el apoyo del ex secretario del pintor fallecido, Enric Sabater, que se encuentra en Andorra y quizá se desplace para la ceremonia.
El trayecto del féretro de Dalí desde su capilla ardiente en la Torre Galatea hasta la iglesia que se encuentra en frente y de ahí a la cripta instalada bajo la cúpula del Teatro-Museo -frente al enorme trompe l'oeil que representa, según la distancia a que se halle el observador, las imágenes de Gala desnuda y de¡ presidente norteamericano Abraham Lincoln- fue seguido por muchas personas.
Una considerable multitud llenaba la plaza del Teatro-Museo y las angostas calles adyacentes, adornadas con banderas catalanas y crespones negros. Entre el gentío, muchas personas de Figueres, de Cadaqués y de todo el Empordá, al que Dalí dio fama mundial. Como le hubiera gustado al pintor había gentes de todas las edades, generaciones y cataduras.
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