Una aseguradora paga la primera indemnización en España por la muerte de un enfermo de SIDA
La compañía Nacional de Reaseguros pagó hace unos seis meses la primera indemnización por muerte de un enfermo del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) en España. Directivos de esta compañía sospechan que el suscriptor del seguro de vida ya sabía que estaba infectado cuando hizo la póliza, aunque entonces ese dato no había generado las prevenciones que existen ahora, y que incluyen la obligación de realizar la prueba del SIDA cuando se solicita un seguro de vida con prima alta.
La persona fallecida a causa del SIDA por cuya muerte la compañía Nacional de Reaseguros ha pagado la indemnización prevista, tenía 39 años y era un ejecutivo valenciano, soltero y, presumiblemente, homosexual.Su hermano ha cobrado los 15 millones de pesetas de indemnización por fallecimiento. Nacional de Reaseguros ha declinado facilitar más datos sobre el fallecido y sobre la firma de seguros con la que suscribió la póliza. Al asegurado no se le hizo en su día la prueba del SIDA.
Demostrar la sospecha
El SIDA, ha causado alarma en el sector, aunque, según fuentes de Nacional de Reaseguros, no alcanza la gravedad de EE UU, dado que en España las principales víctimas son drogadictos, y no es un colectivo proclive a asegurarse. No hay normas uniformes y se ha desechado formular preguntas directas, de dudosa constitucionalidad, sobre comportamientos íntimos, indican estas fuentes, que señalan también que la compañía actuaría judicialmente si descubre que alguien suscribió un seguro de vida sabiendo ya que estaba infectado. En el caso citado anteriormente, sin embargo, la aseguradora ha optado por indemnizar dada la difícil demostración de su sospecha.Las aseguradoras españolas exigen la prueba del SIDA para la concesión de un seguro de vida cuando la prima es alta, aunque en ocasiones también se obliga, a pasar este filtro si hay indicios de que el solicitante tiene alguna práctica de riesgo, según han confirmado fuentes de Nacional de Reaseguros. Si la prueba da positivo, no se concede el seguro, aunque afirman que no se discrimina por el mero hecho de ser homosexual o drogadicto.
Según un informe de Nacional de Reaseguros las compañías del sector "hablaban tímidamente" del SIDA entre 1984 y 1985, pero hasta 1986-1987 no "adquirían consecuencia plena del riesgo que suponía". Este escrito señala que en Estados Unidos se están empezando a pagar altas indemnizaciones por el SIDA. A mediados de la década de los 90 se prevé que en este país el 10% del capital pagado por fallecimientos tendrá su origen en esta enfermedad y para el año 2000 las indemnizaciones supondrán casi 9 billones de pesetas.
El cálculo sobre la supervivencia de un infectado es barajado por las aseguradoras: "Si tomamos por ejemplo a un varón de 35 años recientemente infectado su esperanza de vida se reduce sólo a once años y a dos partir del momento en que se haga diagnóstico formal del SIDA". La inquietud de las aseguradoras estadounidenses se basa en las siguientes estimaciones: "Si tomamos sólo el grupo de personas entre los 20 y 59 años, el más importante desde el punto de vista de seguro de vida, la proporción [de infectados] puede elevarse hasta 18 por mil para varones, reduciéndose en cambio a uno por mil para mujeres".
El escrito deduce que los infectados no son asegurables. Pero también arguye que "está también claro que la petición de la prueba para la detección de la infección no es fácil y que puede provocar problemas de muchos tipos".
Petición de pruebas
"Resulta imposible, sin embargo, a la vista de los datos previos, el no tomar medidas prácticas, del tipo que ya se vienen tomando, de establecer límites de capital para la exigencia de la prueba de SIDA", prosigue el informe de esta reaseguradora."Naturalmente que la cooperación con el departamento médico encargado de los reconocimientos resulta primordial para que a través de los rasgos clínicos, de carácter...se sugiera la necesidad de, en determinados individuos, seguir adelante con la prueba". "Las entidades aseguradoras están sumamente preocupadas por este asunto que está repercutiendo y de forma creciente en las mismas". Su costo, más de 10.000 pesetas, es una de las trabas para su generalización.
El informe estima "que el impacto no tiene que ser obligatoriamente catastrófico si se cuenta con un departamento médico-comercial bien coordinado, y capaz de responder rápidamente a las medidas que la industria del seguro vaya recomendando".
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