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Reportaje:

El último vanguardista

El escritor Samuel Beckett regala sus archivos a una fundación universitaria

A finales de 1988 fue creada en la universidad de Reading la Fundación Internacional Samuel Beckett, institución que centralizará la industria de los artículos y libros sobre la obra de este irlandés recalcitrante que decidió escribir en francés para soslayar las trampas de la retórica, pero que de cuando en cuando ha regresado a su lengua materna para escribir piezas como el poema adjunto. El poema The Downs fue escrito hace siete años y destaca por su concreción y coherencia, tan raras en la obra de Beckett.Dada la tendencia fetichista de este siglo, que venera papeles de escritores en lugar de huesos de santos, los obsequios de Beckett a la universidad de Reading constituyen un tesoro valorado en millones de libras esterlinas, sólo superado en este terreno por las posesiones de la universidad de Austin (Texas), que adquirió en los años cincuenta y sesenta los manuscritos de sus obras más extensas. La última entrega ha provocado entre los universitarios auténticos éxtasis. Se trata de un cuaderno de notas de los años treinta en el que, según parece, Beckett iba anotando desde citas de sus lecturas del momento hasta listas de editores que rechazaban su primera novela, escrita aún en inglés. Gracias al cuaderno, los especialistas podrán sondear influencias y referencias, uno de sus deportes preferidos y más lucrativos.

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Los 'downs'

No debería resultar muy sorprendente que en el cuaderno aparezcan lecturas de clásicos. Por otro lado, hay que reconocerle a Beckett ese don profético que, según la mitología romántica, adorna siempre al genio. Pues, entre otras lindezas halladas aquí y allá en sus lecturas, transcribió dos frases muy significativas. La primera procede de la Duncíada, de Alexander Pope, y parece tina descripcion de su propio destino: Condenado a la fama. La otra la pronuncia Edgardo en Rey Lear, y parece ser fundamento y sostén de todo el proyecto beckettiano: "Lo peor está por llegar en tanto podamos aún decir esto es lo peor".

Sólo porque lo peor no ha llegado todavía se puede seguir escribiendo tras haber anunciado, como hizo Beckett en 1956, que toda su obra posterior a El innombrable (1953) era la demostración de un fracaso.

El nuevo libro que Beckett publicará este mismo mes en el Reino Unido parece situarse en ese ámbito, amplísimo hasta el vertigo, donde se desarrolla toda la última etapa literaria de su autor. En efecto, Stirrings Still, que invita a una doble traducción como, por otro lado, ocurre siempre con Beckett. Temblores todavía y Agitación aún consiste en el monólogo de un anciano que, atrapado en una habitación casi desnuda, apenas consolado por la luz que se cuela a través de la ventana, lucha contra la tentación de introducirse en una zona de oscuridad mayor incluso para, una vez allí, abandonar toda agitación, o no volver a temblar nunca más.

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