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Coches inteligentes para acabar con los atascos

Carreteras y automóviles controlados por ordenador para poner fin al caos del tráfico rodado

El tráfico en las grandes ciudades es un caos. Las autopistas de Europa están saturadas y los conductores son individuos ineficaces que asumen cada vez más riesgos a medida que los coches son más fiables y tienen mayor potencia. La CE y los Gobiernos europeos han iniciado una carrera contra reloj para administrar mejor el bien escaso que son las carreteras y, quizá, para acabar con los atascos. Han puesto en marcha tres proyectos de investigación -Prometeo, Európolis y Drive- para la informatización del tráfico rodado y la creación del coche inteligente. Dentro de unos años será imposible chocar de frente en carretera, y cuando un conductor no obedezca las señales, su propio automóvil le quitará el mando.

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En Madrid, París, Londres,Roma o Berlín Oeste, el tráfico rodado es un caos. En Atenas, los ciudadanos respiran un aire de plomo, gravemente contaminado por los tubos de escape de los automóviles. En la mayoría de las grandes ciudades europeas, la velocidad media a la que circulan los coches no supera nunca los 18 kilómetros por hora.Las autopistas están saturadas. En cada década, el tráfico se ha ido duplicando. Pero el futuro puede ser peor. Las previsiones apuntan que de aquí al año 2000 el número de automóviles se multiplicará por tres. En algunos países europeos, como España y Portugal, la solución de urgencia pasa por ampliar y mejorar la infraestructura viaria; en otros, como Bélgica o Alemania Occidental, ya ni siquiera queda espacio físico para ello. De cualquier manera, las estadísticas indican que el parque automovilístico crece muy por encima de lo que podrán hacerlo jamás las carreteras.

Los expertos señalan que el conductor es un ser ineficaz, de comportamiento anárquico e individualista, de forma que aun que una autopista se amplíe de dos a cuatro carriles, la capacidad ni mucho menos se duplica. El individuo al volante asume nuevos riesgos a medida que mejoran las prestaciones de la máquina que conduce. Aunque el autómovil ha incorporado en los últimos 10 años más adelantos técnicos que en varias décadas anteriores, no cesan de aumentar ni el número de accidentes ni la dimensión de los atascos. Fotis Karamitsos, experto comunitario, opina que "las arterias de transporte de Europa corren el riesgo de sufrir una trombosis".

Suspensión inteligente

La solución no pasa sólo por construir nuevas autopistas, grandes túneles subterráneos o megaaparcamientos, porque la experiencia demuestra que se quedan pequeños nada más ser estrenados. Se impone un nuevo concepto de la circulación por carretera en el que el dominador absoluto será el ordenador.

Los Gobiernos europeos, imitados por Japón y observados de cerca por Estados Unidos, se han decidido a ello. Dentro del programa Eureka, han puesto en marcha dos proyectos de investigación, Prometeo y Európolis, para definir el tráfico rodado del futuro. La CE, por su parte, ha aprobado el proyecto Drive, que intenta allanar el camino normativo. Prometeo es un ambicioso programa en el que participan 14 de los grandes fabricantes de automóviles europeos y 70 universidades o centros de investigación. Colaboran también la Universidad Politécnica de Cataluña y una pequeña empresa vasca de sistemas automatizados, Robotiker. Iniciado hace dos años, acaba de definir los proyectos de desarrollo e investigación.

Cuenta con un ambicioso presupuesto inicial hasta 1993 de 120.000 millones de pesetas. Su objetivo es el coche, concebido a través de los componentes avanzados que han de equiparlo en el futuro y de la seguridad de que ha de estar dotado.

No se trata sólo de la suspensión inteligente, el frenado perfecto o las cuatro ruedas direccionales. Prometeo va mucho más lejos. El coche, dotado de un pequeño ordenador en el tablero de mandos, será un constante emisor y receptor de señales transmitidas: por rayos infrarrojos. Recibirá las informaciones necesarias sobre el estado de las carreteras y la congestión del tráfico. El ordenador avisará con antelación de la ruta alternativa para evitar el atasco.Pero el coche inteligente del futuro estará capacitado para interpretar las normas y probablemente condicionado a obedecerlas. Podrá asumir, incluso en autopista, a velocidades de 140 kilómetros por hora, el efecto caravana, enganchándose al coche de delante sin perder la distancia de seguridad. Acelerará o frenará de acuerdo al flujo del tráfico. Para entonces estará provisto de un sistema que impedirá la colisión frontal con un obstáculo a velocidades superiores a 30 kilómetros por hora, porque el automatismo de sus reacciones se impondrá a los reflejos y decisiones del conductor.

Un atisbo de lo que será Prometeo es el sistema Autoguía, puesto en práctica de manera experimental por la empresa Siemens en Berlín Oeste. Setecientos coches han sido dotados de un receptor que recibe las informaciones sobre el tráfico que transmite una estación central. Avisa de los puntos negros y ofrece rutas alternativas.

Evitar el estrés

Horst Kliesch, ingeniero de Siemens, afirma que con este sístema instalado en su coche él tarda siempre 20 minutos en llegar al trabajo, esté como esté el tráfico. La experiencia de Autoguía será ampliada el próximo año a Londres, y en 1992 será operativa también en Sevilla, París, Múnich, Turín y Toulouse.

Sin embargo, este primer paso será pronto superado por un ordenador interactivo, en el que el automóvil podrá recibir informaciones de la central o de otro vehículo, y él mismo emitirá señales constantes. Se habrán acabado entonces los problemas para identificar las infracciones e imponer las multas. No habrá ya problemas para implantar sistemas, como el que estudia el Gobierno holandés, de imponer una tasa a los ususarios de autopistas en horas punta.

Un coche inteligente necesita un entorno igual de inteligente. Y para conseguirlo está el proyecto Európolis, que nació junto a Prometeo, también dentro del programa Eureka. El proyecto superó en octubre la fase de definición y tiene previsto invertir 1.000 millones de pesetas hasta 1992. La inversión total hasta el año 2010 depende de los proyectos que finalmente se desarrollen, pero puede superar los 20.000 millones de pesetas.

En Európolis, la participación española es decisiva. La dirección del proyecto ha sido concedida a Ingeniería de Sistemas Urbanos (ISU), una sociedad creada exclusivamente con este fin. El 50% del capital corresponde a cinco empresas nacionales (Coditec, Etra, Sainco Tráfico, Inisel y la Sociedad Ibérica de Construcciones Eléctricas).

La otra mitad pertenece a sociedades de los ayuntamientos de Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla y Vitoria. Ingeniería de Sistemas Urbanos tiene una cuota del 35% en Eurépolis, y el resto se lo reparten una filial de la multinacional francesa Alcatel (30%), la empresa italiana Auselda (25%) y la sociedad finesa CFR (10%).

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