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Reportaje:

Cohetes para el Tercer Mundo

La proliferación de misiles balísticos, nueva amenaza para los países desarrollados

Andrés Ortega

Estados Unidos se ha lanzado a una verdadera campaña, ante sus aliados y ante la Unión Soviética, para frenar la proliferación de los misiles balísticos en el Tercer Mundo. Estos cohetes en su versión del Tercer, Mundo, están por el momento equipados con cargas convencionales, pero podrían llevar cabezas nucleares o químicas en el futuro. Están revolucionando el entorno estratégico, y, en particular, podrían modificar el equilibrio de poder en el Mediterráneo. Por esta razón, preocupan especialmente a países como España y Francia.

Países como India, Irán, Irak, Libia, Siria, Yemen del Sur, Corea del Norte, Arabia Saudí, Argentina, Brasil e Israel poseen ya misiles de este tipo. India e Israel se pueden considerar prácticamente como potencias nucleares. Cabe recordar el ataque libio con un misil contra la isla italiana de Lampedusa tras el bombardeo norteamericano de Trípoli en abril de 1986. En el futuro, Libia puede estar en capacidad de causar más daños, no ya a una isla italiana sino a la propia península, estiman expertos.Si no se para el desarrollo de los misiles balísticos, señalaba recientemente The Washington Post citando fuentes estadounidenses, 15 países hoy en vías de desarrollo tendrán a finales de siglo la capacidad para fabricar estos cohetes.

Los misiles balísticos lanzan su carga del mismo modo en que un cohete hace subir un satélite para ponerlo en órbita. La cabeza se separa del cohete una vez llegada a un punto calculado y prosigue su trayectoria como una flecha lanzada por un arco. En los últimos años han mejorado considerablemente su precisión por medio de nuevos sistemas de navegación.

El alcance de un mismo tipo de misil se puede variar aligerando la carga y/o variando la cantidad de combustible que porta.

Para el experto francés Pierre Lellouche, director adjunto del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), existe un verdadero "peligro de que países de la ribera sur del Mediterráneo consigan misiles balísticos capaces de alcanzar Europa", a lo que hay que sumar la posibilidad de que proliferen las armas nucleares. Por ello, "el problema del Sur va a convertirse en algo tan importante como la zona central para Europa", dice Lellouche, que habla de una revolución en el entorno estratégico. Las autoridades españolas también empiezan a ser conscientes de este tipo de futura amenaza posible.

Mayor alcance

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La proliferación en el Tercer Mundo de la tecnología para fabricar misiles podría suprimir las tradicionales limitaciones de las fuerzas armadas del Tercer Mundo, según se dijo en la última conferencia anual del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), de Londres. Los misiles permitirán a sus detentores alcanzar objetivos bastante más allá de sus fronteras. Algunos estiman que la intervención de las grandes potencias en los conflictos del Tercer Mundo será más problemática. Otros consideran que los países industrialzados disponen de capacidad, a través de material avanzado de guerra electrónica, para parar tales posibles golpes.El valor de los misiles saltó a la palestra pública en el conflicto del Golfo con la llamada guerra de las ciudades, entre Bagdad y Teherán. Los misiles iraquíes Hussein eran probablemente Scuds soviéticos modificados para unos 650 kilómetros de alcance. Irán, por su parte, utilizaba aparentemente copias de Frogs soviéticos.

El pasado 26 de septiembre, y siguiendo instrucciones acordadas por Ronald Reagan y Mijail Gorbachov en la cumbre de Washington de diciembre pasado, se reunieron en Washington expertos soviéticos y norteamericanos para discutir la cuestión.

Fuentes oficiales estadounidenses, citadas por la publicación especializada Jano's Nato Report, han señalado que en esta reunión la URSS mostró un "claro interés" en el problema de la proliferación de los misiles balísticos.

.El grupo de los siete países más industrializados (EE UU, Reino Unido, Francia, RFA, Italia, Canadá y Japón) acordó en abril de 1987 lo que se vino a llamar el Régimen de Control de la Tecnología de los Misiles, para impedir la exportación de misiles -o de la tecnología para fabricarlos- de más de 300 kilómetros de alcance y más de 500 kilogramos de carga útil. Estos criterios se fijaron pensando en cargas nucleares, pero ahora se piensa que los misiles podrían llevar también cargas químicas o bacteriológicas, más ligeras. El uso, sin verdadero escándalo, de armas químicas en conflictos como el del Golfo, ha roto el tabú sobre estas cargas, estiman especialistas.

Expertos del grupo de los siete se reunieron en Roma los días 8 y 9 de septiembre para intercambiar informaciones e intentar bloquear un programa argentino de fabricación de un misil Cóndor 2, de, según EE UU, 800 kilómetros de alcance y 350 kilogramos de carga útil.

Este programa, según The Washington Post, contaría con apoyo financiero de Egipto e Irak (otras versiones hablan de aportación técnica egipcia y financiera iraquí), lo que hace temer su proliferación en el mundo árabe.

El Ministerio de Defensa argentino ha negado que Egipto o Irak participaran en el Cóndor 2, fabricado por las empresas ITESA y ENTESA, según Janes Nato Report. que cita fuentes de estas sociedades según las cuales se trata de un cohete para poner en órbita satélites y no de un misil de ataque.

El revulsivo en EE UU lo produjo la venta por China a Arabia Saudí de misiles balísticos CSS-2, con un alcance de unos 3.000 kilómetros, capaces de llevar cargas nucleares aunque Riad ha prometido que nunca daría tal paso. Arabia Saudí puede así alcanzar a la mayor parte de los países de la zona, incluido Israel, un territorio sumamente vulnerable a los misiles. El Gobierno israelí ha llegado por ello a afirmar que en caso de tensión Israel podría verse tentado de atacar el primero a cualquier Estado potencialmente enemigo armado con misiles balísticos.

Claro que Israel está desarrollando sus propios sistemas, como el Jericó 2, probado el año pasado. Los siete también han abordado el problema planteado por los misiles israelíes. A ello hay que sumar el arma nuclear israelí, cuya existencia está prácticamente confirmada a raíz de las revelaciones del técnico israelí Mordejai Vanunu. En septiembre pasado, Israel entró en el club de las potencias espaciales al poner en órbita un satélite por medio de un cohete propio. EE UU negó toda participación.

Advertencia egipcia

Tres meses antes, en junio, ante la Asamblea Extraordinaria sobre el desarme de la ONU, el ministro de Asuntos Exteriores egipcio, Esmat Abdel Meguid, afirmó que "Egipto no permanecerá complaciente y tomará todas las medidas necesarias para asegurar su seguridad una vez convencido de que se están introduciendo armas nucleares en la región".El 24 de junio pasado las autoridades estadounidenses frustraron un intento por parte de dos militares egipcios y tres norteamericanos de sacar de EE UU material de carbono avanzado que podría servir para fabricar conos para misiles balísticos de gran precisión.

The New York Times informó que el Gobierno egipcio, según fuentes de la Administración de Reagan, podía querer este material para desarrollar un nuevo misil tierra-tierra, financiado posiblemente con apoyo iraquí.

El verano pasado se anuncié que Israel y Estados Unidos van a cooperar en el desarrollo de un arma capaz de disparar contra los misiles balísticos en vuelo. Israel participa en el programa de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI o guerra de las galaxias) norteamericana, que cobra mayor importancia ante la proliferación de los cohetes de ataque.

La proliferación de los misiles balísticos, sin embargo, no es un hecho aislado, sino que se enmarca en una tendencia general hacia la adquisición de armamento más desarrollado por parte de países del mal llamado Tercer Mundo.

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