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Entrevista:UNA DICTADURA EN LA ENCRUCIJADA

Teitelboim: "Hay que negociar con el Ejército"

El líder del Partido Comunista Chileno afirma que toda la oposición, debe estar en el Gobierno

Al día siguiente de su regreso a Chile, Volodia Teitelboim, de 72 años, ex senador y miembro de la comisión política del Partido Comunista Chileno desde 1945, sacudió la opinión pública del país con su declaración a favor de un "Ievantamiento popular democrático" para defender el voto. El régimen usó las palabras de Teitelboim en la propaganda del sí. Políticos de oposición de todos los colores comentaron que las declaraciones del dirigente comunista de más rango en Chile costarán decenas de miles de votos al no. Aunque Teitelboim matiza sus palabras, mantiene su tesis del levantamiento popular, que es la posición oficial de la dirección comunista.

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La entrevista con EL PAÍS tuvo cierto tono rocambolesco, porque Teitelboim se siente amenazado en Chile. El enviado especial fue transportado, primero en taxi y luego en un coche particular, hasta una casa para entrevistar a Teitelboim. La última parte del trayecto, con la cabeza tapada con un periódico, para no poder saber dónde reside el dirigente comunista.Pregunta. En su primera intervención pública al llegar a Chile, usted propuso un Ievantamiento popular democrático" con la gente en la calle, como en Filipinas, para la defensa del voto. ¿Cómo se imagina usted concretamente esto?

Respuesta. Yo no lo imagino como una manifestación armada, sino como una manifestación pacífica, donde el pueblo, la nación, se vuelca a la calle por el reconocimiento de la victoria del no, que para mí es indudable.

P. Este llamamiento a que la gente salga a la calle, ¿es una postura personal suya o también del partido?

R. Yo creo que es una posición del partido y absolutamente democrática.

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P. ¿No cree usted que esto puede acabar con un, número elevado de muertos el 5 de octubre?

R. Yo creo que no debería ser así, porque no es una manifestación armada ni violenta, sino una expresión de voluntad legítima en que la gente pide que su victoria sea respetada.

Gobierno provisional

P. Su tesis, la tesis del partido comunista, es la de la formación de un Gobierno provisional. ¿En qué forma piensan que podría aplicarse esta medida?

R. El Gobierno provisional que nosotros proponemos es una fórmula democrática, puesto que no se trata de un Gobierno formado por un partido, ni por todos los partidos de izquierda, sino por todas las fuerzas de la oposición, de centro, derecha, etcétera. Tampoco se trata de que a las doce de la noche del 5 de octubre se constituya el Gobierno provisional. Es evidente que tienen que producirse previamente una serie de conversaciones para llegar a un acuerdo entre todas las fuerzas; acuerdo incluso que, de alguna manera, debe conseguirse y realizarse con las fuerzas armadas.

P. ¿Reconoce usted errores graves en el Gobierno de la Unidad Popular?-

R. Sí, yo reconozco errores graves en el Gobierno de la Unidad Popular (UP). El otro día hablé de sus éxitos, de sus merecimientos, porque jamás se habla de eso, y era necesario entonces reparar ese error interesado. Pero errores hubo muchos y gravísimos, y creo que contribuyeron también a su caída, porque al fin y al cabo había división dentro de la UP. Había por lo menos dos posiciones antagónicas. Una de apoyo al Gobierno, colocándose dentro del plano de las realidades posibles en ese entonces, dentro de la cual estaba el partido comunista especialmente. Por otro lado, un sector de la UP que, confundiendo las etapas, decidió quemar las etapas mismas, pasar rápidamente al socialismo. Esta situación no era posible en el Chile de entonces, y creo que eso contribuyó a alimentar también la prédica de la derecha.

P. Por eso, si recordamos el papel moderado que tuvo el partido comunista durante el Gobierno de Allende, ahora parece que ustedes no están dispuestos a representar el mismo papel.

R. El partido comunista tuvo un papel, digamos entre comillas, moderado, porque se trataba de un Gobierno popular. Ahora estamos en un Gobierno de signo completamente opuesto, que significa la contrarrevolución absoluta respecto a esa revolución pacífica que intentó Allende. La forma principal de este Gobierno es la violencia. Además ha instituido un cronograma que conduce hacia su eternización. Por eso la Constitución de 1980 previó hace más de ocho años este plebiscito, para que Pinochet cumpliera un tercer período de ocho años y también la perennidad del suprapoder de las fuerzas armadas. Esta no es una situación normal. Nosotros no somos extremistas, pero nos parece que el mundo civil, y posiblemente parte de las fuerzas armadas, deberían luchar por la libertad con plena consecuencia.

No a la Constitución

P. Eso quiere decir que ustedes bajo ningún concepto admiten la Constitución de 1980.

R. No. No la admitimos, porque esa Constitución de 1980 es una Constitución, a nuestro juicio, impuesta sin una consulta real a la voluntad popular, y porque establece el fin de la soberanía popular y del derecho, del pueblo a definir la fisonomía política del país para remplazarla por la tutela de las fuerzas armadas.

P. ¿Cómo ve usted la posibilidad de acabar con esa Constitución cuando todo el poder fáctico está del otro lado?

R. Claro, es así. Pero desde el punto de vista de la correlación de fuerzas yo creo que la correlación de fuerzas opositoras es mucho mayor que las fuerzas que apoyan a la dictadura. Por eso hemos insistido tanto en la convergencia de todos los que están por el no y de todos los que están por el fin de la dictadura. Se ha producido en esto un hecho, derivado de otros factores, que crean, dentro de esa oposición tan amplia cuyo común denominador es el voto no, situaciones contradictorias derivadas también de la concepción que nosotros tenemos frente al régimen. Nosotros rechazamos al régimen totalmente, y otras fuerzas prefieren insertarse dentro del sistema, con la esperanza de trabajar desde dentro para modificarlo. Nosotros podemos llegar a acuerdos puntuales, que siempre hemos propuesto y que no se han aceptado, y no es por esto, sino porque es una concepción que viene muy de atrás. La Democracia Cristiana (DC) ha decidido de manera terminante no tener nada que ver con nosotros. Yo lo digo porque antes de 1980, cuando el partido comunista comienza a hablar de rebelión popular de masas como una rebelión democrática, durante siete años, desde el año 1973 a 1980, nosotros propusimos innumerables veces a la DC que nos pusiéramos de acuerdo. Nuestra política no había cambiado, era la misma de antes, salvo que desde el primer momento estuvimos contra la dictadura. Nunca aceptaron esto. De manera que ya esto a mí me huele a pretexto. Y hoy día el hecho de que algunas de estas fuerzas, incluso el presidente Aylwin, digan esto responde también a otro afán: marcar profundos abismos con nosotros y suavizar las aristas respecto a la dictadura.

P. ¿Diría usted que Estados Unidos tiene actualmente interés en que desaparezca Pinochet?

R. Yo creo que Estados Unidos es un jugador de póquer muy notable, el mejor del mundo, el más hábil y el más audaz también. Con una de sus cartas apoya a Pinochet mientras se pueda mantener en el poder. Con otra, juega a la oposición de centro derecha, como un reemplazo, incluso con algunos intermedios como, por ejemplo, un pinochetismo sin Pinochet.

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