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William Golding: "No soy un filósofo, sólo soy un narrador"

"No soy un filósofo, sólo soy un narrador". De forma tan precisa se definía el escritor William Golding, premio Nobel de Literatura en 1983 -que se encuentra en Barcelona para participar en el Liber-, en una mesa redonda celebrada en el Instituto Británico a la que también acudió el autor británico de origen japonés Kazuo Ishiguro, de quien ha sido traducida al castellano su primera novela, Pálida luz de las colinas (editada por Anagrama, que próximamente publicará del mismo autor Un artista del mundo flotante).Antes de dar pie a las preguntas del público, Golding leyó un escrito suyo, titulado Billy the Kid. "La gran desgracia de quien se llama William como yo es que cuando es pequeño todo el mundo le llama Bill, más tarde le llaman Willy y sólo cuando ya es un hombre maduro se le conoce por su propio nombre, William", dijo irónicamente el escritor antes de dar lectura al texto, que constituía una serie de divertidos recuerdos sobre su primer día en la escuela.

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Cruzar el mar

"Soy británico, inglés más concretamente", dijo el premio Nobel en otro momento de la charla. "Pronto, tuve la sensación de que para ir a algún lado había que cruzar el mar. Y que las islas eran zonas donde no podían acceder los adultos". Pese a esta amable consideración hacia el mundo de la infancia, Golding manifestó que en Gran Bretaña El señor de las moscas, su primera novela, publicada en 1954, se daba a leer en las escuelas a una edad demasiado avanzada, "como simple historia de aventuras". "Los niños", añadió al respecto, "tienen una facultad especial para quedar inalterados por lo que leen".

De su obra, Golding explicó que el libro que más le gusta es The Inheritors: "No lo he vuelto a leer en 25 años [se publicó en 1955] y no pienso hacerlo por si no me gusta".

Como se encargó de subrayar el moderador de la mesa, Jordi Lamarca, Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954) vino al mundo cuando William, Golding publicaba El señor de las moscas. Se trata, pues, de dos generaciones de escritores activas en el mismo tiempo y en el mismo país y que, pese a los años que las separan, encuentran puntos de coincidencia en el común afán por librarse de cierto realismo provinciano en aras de una visión cosmopolita en su trabajo. Ishiguro fue a vivir a Gran Bretaña cuando contaba cinco años, y aseguró que, desde entonces, siempre se había resistido a volver a su país natal, aunque no le faltaron ocasiones para hacerlo.

"La acción de mis libros podría transcurrir en cualquier país", aseguró Ishiguro, quien expuso a continuación sus reticencias a propósito del supuesto rejuvenecimiento de la novela inglesa, fenómeno que considera más vivo en los medios de comunicación que en la propia realidad. "Dentro de 10 o 15 años tendremos una nueva generación de autores asiáticos o procedentes de países del Caribe. No creo que en la actualidad pueda aún hablarse de una generación angloexótica", dijo el escritor, contestando a una pregunta en este sentido.

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