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Símbolo de la lucha por la democracia

El ex presidente Salvador Allende decía que su esposa era como un terremoto en su vida. Ambos fueron presentados por un amigo común minutos después del gran seísmo de Chillán, el 25 de enero de 1939. El líder socialista y Hortensia Bussi, una profesora de historia que fue reina de belleza, conversaron sobre la masonería, en la cual militaba Allende. Un año después estaban casados.Desde entonces, Hortensia Bussi, llamada cariñosamente Tencha, abrazó la causa socialista de su marido. Aunque acompañó a Allende en sus innumerables giras, y durante la presidencia impulsó las organizaciones de mujeres y se preocupó de la distribución de medio litro de leche diario para cada niño, fue desde la muerte de su esposo cuando se reveló su estatura. Poco después del saqueo de su casa, mientras el palacio de la Moneda estaba todavía con las brasas del bombardeo, asistió al entierro de Allende bajo toque de queda, rodeada por soldados.

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Estando en peligro su vida, se acogió al asilo que le ofreció el entonces presidente de México, Luis Echeverría. En la fría noche del 16 de septiembre de 1973 partió con sus hijas y nietos al exilio, sin siquiera recoger su ropa.

Desde entonces se transformó en una viuda itinerante, recibida por presidentes, congresistas y Gobiernos en casi todo el mundo, asistiendo a cuanta reunión internacional podía para denunciar las violaciones de los derechos humanos del régimen de Pinochet. Mientras Hortensia Bussi simbolizaba en otros países la lucha por la democracia, durante años su nombre estuvo proscrito en Chile, excepto para denigrarla.

La tragedia persiguió a esta mujer de 73 años, frágil, esmirriada y elegante, a quien sus amigos describen como una apasionada lectora, con gusto artístico, obstinada y de carácter difícil. Una de sus tres hijas, Beatriz, y su cuñada Laura se suicidaron en el exilio. Pero ella no desmayó, consciente del papel de estandarte de la perseguida izquierda en que la colocó la historia. En el exilio aguzó su olfato. político, evitando alinearse con alguna de las fracciones en que se dividió el Partido Socialista después de la derrota de 1973. Ha exigido la unidad de toda la oposición.

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