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Los partidarios del 'no' se lanzan por vez primera a la calle en Chile

Alrededor de 35.000 jóvenes se reunieron el sábado en la primera concentración que los partidarios del no han realizado en Santiago. Los asistentes a la manifestación, que terminó sin detenidos ni incidentes, más que triplicaron un acto que Pinochet realizó el mes pasado con la juventud adherida al régimen militar. Los jóvenes, agrupados bajo las multicolores banderas de los 18 partidos que se oponen a la continuidad del dictador, participaron con alegría, bailando al ritmo de cumbia, salsa y rock, mientras gritaban: Y va a caer y El pueblo unido jamás será vencido.El orador principal, el democristiano Jerko Ljubetic, presidente del comando juvenil del no, hizo un llamamiento para paralizar Chile si Pinochet pretende seguir gobernando después de ser derrotado en el próximo plesbicito de sucesión presidencial. Ljubetic pidió votar no a Pinochet, "un anciano de 72 años que hoy ocupa La Moneda y representa lo viejo y decadente", a un general que "en no demasiado tiempo será una mancha de vergüenza en la historia", así se presente como candidato al referéndum "de uniforme o bombero".

Los no eran multiformes en los carteles de los asistentes. Para unos era No total o No más basura; para otros, No al mono, y para los familiares de los cerca de 700 detenidos desaparecidos, Ni olvido ni perdón, mientras que el escenario estaba pintado con un chilenismo: No guevis, que significa No jodas.

La CUT resucita

Entretanto, 120 kilómetros al este de Santiago, en una casa de retiro de la Iglesia católica, en el balneario de Punta de Tralca, un millar de delegados sindicales, representantes de 300.000 trabajadores, inauguraron el congreso constituyente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Esta organización obrera reemplaza ala Central única de Traba adores, que fue disuelta por la dictadura en el golpe de 1973.

Los debates estuvieron encabezados por el obrero textil Manuel Bustos, presidente del Comando Nacional de Trabajadores (CNT), organización que vivió su último día de vida ayer, después de participar en la lenta construcción de un movimiento sindical aplastado por la represión, las leyes favorables a la patronal y dos recesiones económicas.

La CUT cambiará el eje del sindicalismo chileno, históricamente uno de los más politizados en América del Sur. Comunistas y socialistas, que condujeron casi sin contrapeso al movimiento obrero desde los años veinte, darán paso ahora a una dirección encabezada por el democristiano Bustos.

El fallo judicial que determina deportar durante un año y medio a Bustos a la ciudad de Parral, 350 kilómetros al sur de Santiago, y al secretario general de la CNT, el socialista Arturo Martínez, a Cha Aral, 969 kilómetros al norte de la capital, se ha convertido en un boomerang, allanando el camino para que la directiva integre a todas las tendencias.

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