'Diplomacia del silencio' en el Sáhara occidental
Marruecos y el Frente Polisario preparan la respuesta al plan de paz de las Naciones Unidas
El secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, considera terminada la primera fase de su misión de paz para el Sáhara occidental con la presentación, el pasado día, 11, de su propuesta para la celebración de un referéndum de autodeterminación en la ex colonia española. La pelota está ahora en el tejado de Marruecos y del Polisario, en guerra desde hace 12 años. El secreto ha sellado el contenido del plan. La respuesta que Pérez de Cuéllar espera para el 1 de septiembre depende de la diplomacia del silencio, que continúa sus gestiones a toda máquina.
Cómo se formulará la pregunta del referéndum; quién tendrá derecho a votar, tanto en los territorios bajo el control marroquí como en los campos de refugiados del Polisarío situados en el Tinduf argelino; y la retirada -exigida por los saharauis y rechazada por Rabat- de las tropas y miembros de la Administración desplegados por Marruecos en el Sáhara Occidental, son los puntos más controvertidos de las negociaciones para la celebración del referéndum de autodeterminación.El monarca marroquí, Hassan II, subrayó en una reciente entrevista a Le Monde que el referéndum pedirá, sin rodeos, a los saharauis si quieren o no la independencia.
No era la primera vez que Hassan Il se pronuncia en este sentido, pero nunca hasta ahora lo había hecho con tanta claridad. Los observadores occidentales en Rabat consideran que ello se debe a la firme convicción del monarca de que la consulta -que en Marruecos se augura para dentro de un año- le va a ser favorable.
La euforia no ha cesado en Rabat desde el restablecimiento de relaciones con Argelia, el pasado mayo; un acontecimiento que ha supuesto un importante alivio tras las derrotas diplomáticas sufridas por Marruecos, en los últimos cuatro años, en los foros internacionales, a partir del reconocimiento de la RASD en 1984 como miembro de la Organización para la Unidad Africana (OUA) y la aprobación en la Asamblea General de la ONU de una resolución que insta a saharauis y marroquíes al diálogo directo.
Por su parte, los saharauis analizan los hechos lejos de la perspectiva del abandono por parte Argelia, su principal aliado. Para el Frente Polisario, la firma del acuerdo entre Rabat y Argel les ha dado la posibilidad de ser reconocidos como la otra parte beligerante en el conflicto: ya no es posible para Rabat sostener la tesis de que el Frente Polisario sólo es una creación artificial puesta en marcha por los argelinos, en función de una riña entre vecinos.
Contrapartidas
Los saharauis no han logrado hasta ahora, que las conversaciones se encaucen en un diálogo directo; pero en un acontecimiento sin precedentes, Marruecos aceptó enviar a su ministro de Asuntos Exteriores, Abdelatif Filali, a la cita en Nueva Yórk -por separado pero en igualdad de condiciones-, con el secretario general del Frente Polisario, Mustafa Bachir. Un reconocimiento tácito que explica, según los observadores occidentales en Rabat, que la cita de Filali en Nueva York haya pasado casi desapercibida por los medios de comunicación marroquíes.La contrapartida ha sido llevar a los saharauis a la discusión sobre el punto ahora más espinoso -la vuelta o no de las tropas y la Administración marroquíes del Sáhara Occidental previa a la consulta-, partiendo de la base de que hay medios para garantizar la limpieza del referéndum sin que se consuma una retirada total marroquí.
Aceptado este principio, es cuestión de establecer el cuánto y el dónde, así como los contrapesos que esta eventual presencia marroquí va a tener en los mecanismos activados por la ONU para asegurar el cumplimiento de la resolución que pide una retirada de los efectivos a lugares donde no ejerzan presión sobre las urnas.
Ello supondría el comienzo de una nueva fase del proceso en la que el Consejo de Seguridad,deberá aprobar los presupuestos correspondientes a este caso. Estas partidas determinarán el número de observadores internacionales a enviar a la zona, o de expertos españoles que, en caso de que el secretario general lo solicite, el Gobierno de Madrid tiene asumido aportar para la confección de las listas electorales que, según las conclusiones de los expertos de la ONU que visitaron el Sáhara el pasado diciembre, deberán basarse en el censo realizado por la entonces administración colonial en 1974.
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