La proyección de 'Ben-Hur' al aire libre y con orquesta abrió el Festival de Cine de Barcelona
La proyección del filme de Fred Niblo Ben-Hur (1925), en su versión restaurada y acompañada en directo por una orquesta de 70 músicos dirigida por Carl Davis, autor de la banda sonora, sirvió de preámbulo ayer del Festival de Cine de Barcelona, que se inaugura oficialmente hoy con el pase de L'ouvre au noir, de André Delvaux, al que asistirá el propio director. También hoy podrán verse completas las distintas instalaciones escenográficas -más o menos efímeras- que arquitectos, iluminadores y artistas plásticos han proyectado para la rambla de Catalunya, ámbito principal del festival.
A partir de hoy podrán contemplarse ya las pinturas, collages y dibujos del cineasta británico Peter Greenaway en la galería Joan Prats; está prevista, esta tarde, la asistencia del autor a la inauguración de la muestra. También hoy se inaugura, en la galería Eude, la exposición Impresiones del Gran Norte, 1910-1926. Robert J. Flaherty, fotógrafo. Escenarios de 'Nanook, el esquimal'.El pistoletazo de salida del cúmulo de actividades cinematográficas que comprende el programa del certamen (clausura el 7 de julio), fue la proyección de Ben-Hur.
Seis millones de dólares, dos réplicas del Circo Máximo -una en Roma y otra en Hollywood-, una trirreme naufragada en alta mar con toda la figuración embarcada y cuarenta cámaras rodando simultáneamente la carrera de cuádrigas entre los rivales protagonistas Ben-Hur y Messala son algunas de las cifras y anécdotas que acompañan la historia de esta primera versión de la novela de Lewis Wallace.
Se empezó a rodar en 1923, se estrenó tres años más tarde y ayer se proyectó en una versión íntegra reconstruida en el parque de la Ciutadella en una pantalla gigante, ante la monumental cascada del recinto -coronada precisamente por una cuádriga-. Una acción parateatral del performancer Xavier Olivé, consistente en un manipulo de romanos que efectuó diversas evoluciones, puso la nota de ambiente antes del pase.
Plató urbano
Arquitectos, iluminadores, artistas plásticos y cineastas explicaron ayer por la tarde, in situ, la idea y el alcance de las instalaciones levantadas en plena rambla de Catalunya, con las que se pretende hacer de la calle un plató durante los días del festival.Descendiendo por el paseo hacia el mar, lo primero (y esto sí permanente), es un fragmento del Manifiesto de Barcelona -en el que se exige que la obra cinematográfica llegue al espectador como fue concebida y que resultó del anterior festival-, grabado en el pavimento. La idea, de Bigas Luna, es que las personalidades del mundo del cine que arriben a la ciudad se lleguen hasta ese punto para estampar su firma, en la más pura tradición hollywoodiense.
El arquitecto Frank O. Gehry ha dispuesto en su espacio del paseo las letras que componen la palabra 'Hollywood' desordenadas, como una especie de venganza-homenaje al gran rótulo que ha visto desde su infancia sobre la colina de Los Ángeles. Josep-Maria Civit, director de fotografía, ha optado por recrear la luz de la luna llena en su sector durante las noches del certamen, con acompañamiento sonoro dile cantos de aves nocturnas. El arquitecto austriaco Hans Hollein ha levantado una escalera gigante como imagen de todo un período del cine: arriba es rosa y está coronada por una imagen de bailarines, más abajo, se tiñe de sangre, y puede verse el cochecito de El acorazado Potemkim y, previsiblemente a ratos, un actor representando a un muerto.
Néstor Almendros ha iluminado una imagen de Marlerie Dietrich, actriz con la que le hubiera encantado trabajar. El artista Tom Carr muestra cómo la luz puede cambiar el sentido de un espacio en su instalación, en la que se proyectan diapositivas manipuladas. Federico Correa y Alfonso Milá han diseñado una alta estructura que representa la gran escalinata de los musicales de los años treinta dirigidos por Busby, Berkeley. Puntualmente, sólo la noche de la inauguración, el director de fotografía italiano Enzo Serafin iluminará uno de los espacios, y el fotógrafo Antoni Bernad representará mediante trucos cinematográficos el incendio de un edificio.
Babelia
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