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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El cebo de Kathleen Turner

El máximo interés que despierta el estreno de En busca del águila es la presencia de Kathleen Turner, actriz con fuerza y de fascinante belleza, de aquella que place sin concepto, que posee, junto a una inapreciable docilidad para ser acariciada por la cámara, una enorme facilidad para meterse en la piel de su personaje, con mínimas caracterizaciones físicas y de vestuario.Sin embargo, su aparición en el presente filme es frustrante, pues está poco tiempo en pantalla, al menos inferior al deseado, y aunque nos embauca en los primeros planos, hay otros donde no está favorecida.

En busca del águila data de 1984, época en que Kathleen Turner realizó sus peores filmes, que con el presente son La pasión de China Blue y Tras el corazón verde (La joya del Nilo fue secuela al año siguiente). Y entre todos es el peor, aunque la película tenga ingredientes curiosos en su guión.

En busca del águila

Director: Philippe Mora. Guión: Paul Wheeler. Música: Maurice Gibb. Producción: John Daly y Derek Gibson. Estados Unidos, 1984. Intérpretes: Kathleen Turner, Rutger Hauer, Powers Boothe, Donald Pleaseance. Estreno en Madrid: cines Amaya, Pompeya, Infantas.

Aventura ecologista

Esta aventura ecologista y amorosa, cuyo hilo conductor es el afán de un coleccionista de huevos de aves por conseguir los de una especie a extinguir, está dirigida con ritmo desigual por Philippe Mora, realizador australiano que participó en la resurrección de dicha cinematografía, a quien podemos recordar por el valorable documento sobre la crisis de los años treinta Brother can you spare a dime?, y que en esta ocasión se pierde entre primeros planos, planos medios y generales, sin encontrar en ningún momento la distancia, adornando un guión mal urdido, donde lo superfluo invade la esencia y con atropelladas acotaciones, demostrando su ineficacia plástica en las escenas de cama.La luminosidad del filme, rodado en bellos escenarios en Carolina del Norte, no trasciende la foto bonita, abusando en exceso de un vestuario de estreno, que distancia aún más del núcleo argumental.

Desperdiciada la animalidad salvaje de Rutger Hauer, abusando de la sonrisa bobalicona de Powers Boothe, caricaturizando a Donald Pleasance y desaprovechando a Kathleen Turner, la visión del filme sólo puede compensar mínimamente a los admiradores de la actriz protagonista, que podrán disfrutar su fascinante magnetismo en un par de primeros planos.

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