Rogativas agrícolas para que llueva
Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, Washington quiere que la cumbre de Toronto sea una especie de "mar de la tranquilidad". El primer ministro canadiense, Brian Mulroney, que tiene también cita con sus votantes este otoño, le va a echar una mano.El único tema conflictivo que los siete líderes han dejado para dar carnaza a la Prensa es la sempiterna cuestión de los subsidios agrícolas. Una gran sequía en el norte de América, que puede provocar un fuerte alza en los precios agrícolas, les ha servido la pelea en bandeja.
Pero todo ello dentro de un orden. Los subsidios agrícolas, que suponen 26.000 millones de dólares de pesada carga en los presupuestos anuales norteamericanos y otros 36.000 millones en los de la Comunidad Europea, son, en gran parte, una discusión técnica y, en contra de lo que hubiera sucedido con una polémica sobre tipos de interés o política monetaria, no tiene repercusión inmediata sobre los mercados financieros.
Así que la cumbre de Toronto tendrá mucha verborrea sobre subsidios agrícolas, aunque la cuestión fue cerrada hace un mes en el último encuentro de la OCDE en París. Estados Unidos desea que los subsidios agrícolas desaparezcan en 10 años y quiere que el GATT (Acuerdo General sobre Tarifas y Aranceles) establezca un calendario para su desaparición paulatina. La CE, con Francia muy preocupa,da por los efectos que tendrá el fin de la política agraria común (PAC) sobre sus agricultores, mantiene que todo paso dado en esta dirección debe ser meditado profundamente.
El compromiso de Toronto será, previsiblemente, muy similar al de la OCIDE en París. Es decir, el tema está en candelero y la reunión del GATT en diciembre tendrá que fijar la estrategia. Mientras, Washington tiene con qué tranquilizar a sus agricultores al enviarles señales de que "presiona y ataca" a la CE. A falta de lluvia, bien vale un poco de cuento.
