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Alfonsín pide que el interés de la deuda baje al 4%

El presidente del Gobierno español, Felipe González, destacó el necesario componente moral del desarrollo económico al clausurar ayer, junto con el presidente argentino, Raúl Alfonsín, la Conferencia Europea de Solidaridad e Interdependencia Norte-Sur, celebrada desde el miércoles pasado en Madrid. "El progreso no responde a su dimensión ética cuando hay otros que regresan", dijo González. Alfonsín, por su parte, lanzó una nueva propuesta para renegociar el pago de la deuda externa, identificada como el principal obstáculo para el crecimiento de los países del Sur.

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Necesidad política, imperativo racional, deber moral

La conferencia clausurada ayer en el Palacio de Congresos de Madrid fue el acto culminante de la campaña lanzada a partir de enero pasado por el Consejo de Europa para sensibilizar a la opinión pública europea acerca del compromiso común del Norte y del Sur en la construcción de un futuro estable para el planeta.Durante la ceremonia de clausura, el secretario general del Consejo de Europa, Marcelino Oreja, y el comisario de la Comunidad Europea Claude Cheysson coincidieron con González y Alfonsín en que hace falta generar una mayor preocupación y una nueva mentalidad entre los países del Norte desarrollado hacia la realidad de interdependencia profunda con el Sur.

"Pocos europeos son conscientes" de esta situación, dijo Cheysson, que calificó la situación económica internacional de "francamente inquietante". En este contexto, afirmó el ex ministro de Exteriores francés, a los países más pobres no tienen posibilidades de obtener mejoras, menos aún si tienen que realizar enormes esfuerzos de ajuste de sus cuentas nacionales. "Imaginar la democracia sin desarrollo económico es una ilusión", aseguró Cheysson.

Una concepción superada

Oreja, al hacer una evaluación de la campaña, destacó que está empezando a superarse en Europa la "concepción caritativa" de la ayuda al Tercer Mundo.El secretario general del Consejo de Europa manifestó que las múltiples actividades llevadas a cabo en el marco de esta iniciativa, que culminó ayer en Madrid, deben convertirse en el punto de partida de un nuevo intento de restablecer un diálogo Norte-Sur. Según dijo, uno de los principales resultados de la campaña ha sido la creación de redes de cooperación en los países europeos, que integran a todos los que, desde el campo público y el privado, realizan acciones de apoyo al desarrollo del Tercer Mundo.

El presidente del Gobierno, Felipe González, quien llegó al Palacio de Congresos junto al presidente argentino, destacó en un breve discurso las cualidades de Alfonsín como representante de un país que, dijo, sintetiza el esfuerzo y las dificultades que deben enfrentar las naciones en desarrollo para crecer bajo condiciones adversas.

"La interdependencia muestra que el desarrollo de unos a costa de otros tiene un límite", dijo González.

"La crisis de la deuda", aseguró, "ya ha dejado de ser un problema entre acreedores y deudores, para transformarse en un problema que puede afectar a todo el desarrollo mundial". Por ello, añadió, "tanto en términos puramente egoístas como desde un punto de vista ético, la interdependencia y la solidaridad Norte-Sur es una necesidad vital".

Raúl Alfonsín -que cerró la ceremonia, mientras fuera del palacio un grupo de manifestantes criticaba la escasa preocupación del Norte por los problemas del Sur- dijo que, "para quienes vienen del Sur, este debate significa un aliento y una esperanza", aunque recordó que "el diálogo NorteSur nos dio esperanzas muchas veces, pero otras tantas nos frustró".

"América Latina", dijo, "a través de su esfuerzo frustrado, ve peligrar su esperanza de estabilidad y de libertad", y añadió que "la democracia del Sur cada día tiene más que ver con la seguridad de Occidente".

El discurso de Alfonsín se centró en el problema de la

deuda externa, un tema, dijo el presidente argentino, sobre el que debe promoverse con urgencia el diálogo, porque "representa pérdida de oportunidades para el Norte e inseguridad virtual para Occidente". Alfonsín propuso, como una forma concreta de solidaridad frente a la crisis, renegociar toda la deuda contraída antes de la crisis de 1982 a una tasa de interés del 4% anual, tanto en los créditos gubernamenta les como en los originados en la banca comercial, con un límite, en este último caso, de tres años, para subir después gradualmente hasta los niveles de mercado. Los créditos se pagarían por completo, mediante esta fórmula, en 30 años. "Creo que es una forma no convencional para atacar una cuestión que hace seis años dejó de ser convencional", afirmó el presidente argentino.

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