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Actualidad del surrealismo

La obra completa de André Breton entra en La Pléiade

Octavio Paz dijo a raíz de la muerte de André Breton: "No se puede hablar de él sin el lenguaje de la pasión, y además, sería indigno". La aparición en Francia del primer volumen de las Obras completas en la célebre colección de La Pléiade ha puesto una vez más de actualidad la figura de uno de los poetas más discutidos y polémicos de este siglo, el creador y dictador del surrealismo, sin duda la vanguardia artística más fecunda de nuestro tiempo. A la vez, un número especial del Magazine Littéraire viene consagrado a la figura de Breton y se publican los Cuadernos de la Oficina de Investigaciones Surrealistas y un texto inédito del escritor, De la supervivencia de algunos mitos y de algunos otros en crecimiento o formación. En España, hace unos meses, la revista Litoral dedicaba al surrealismo un número triple, bajo el título de El ojo soluble, y el Premio Espejo de España recayó en el libro Lorca, Dalí, Buñuel, de Agustín Sánchez Vidal, que también trata este mismo tema.

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"El ojo soluble"

Fue llamado el papa del surrealismo por el liderazgo personal que asumió de todo aquel movimiento, pero también su gran inquisidor por las célebres polémicas que provocó su intransigencia que llevaría a muchas expulsiones de viejos militantes surrealistas. André Breton (1896-1966) fue, desde luego, un poeta -"poeta", se le burlaba a los 20 años el que fue su amigo y uno de sus maestros, el frustrado Jacques Vaché-, pero también un crítico, un combatiente político, un temible polemista, un experto en arte contemporaneo y un provocador sin igual, organizador de tumultos, peleas, ataques espectaculares a las grandes figuras de la literatura de su tiempo, organizador de exposiciones y encuentros y un anímador cultural fuera de serie.El primer volumen de sus Obras completas, recientemente aparecido, reúne sus escritos desde 1919 hasta 1930, esto es, esa década levemente ampliada en la que surgió y se impuso el surrealismo literario, aunque en realidad, como se recogen abundantes inéditos, se incluyen también textos de su primera juventud, a partir de 1911, cuando a los 15 años de edad el joven aspirante a poeta empezaba a escribir bajo la influencia de Baudelaire, Mallarmé y Paul Valéry. Pero en realidad, su primer libro no apareció hasta 1919 -Mont de pitié era su título-, después de la I Guerra Mundial, en la que Breton, estudiante de medicina, había participado como camillero y enfermero. Su libro siguiente, Les champs magnetiques, escrito en colaboración con Philippe Soupault, es de 1920, y en él aparecen ya otras huellas importantes, como las de Rimbaud y Lautreamont, y sobre todo las del movimiento dadá, del poeta suizo Tristán Tzara, que había llegado ya a París en aquel tiempo.Por aquel entonces Breton había conocido a Jacques Vaché y Guillaume Apollinaire, poco antes de que desaparecieran, y se había relacionado con un pequeño grupo de jóvenes escritores que se iría ampliando con rapidez, Louis Aragón, Paul Eluard, Philippe Soupault, el citado Tzara -aunque rompería pronto con el dadaísmo-, Benjamin Peret, Antonin Artaud, Bataille, Vitrac, René Char y muchos otros, que formarían la primera vanguardia surrealista, a la que acompañaban pintores como Picasso, Dalí, Magritte, Chirico, Max Ernst o Francis Picabia, o un joven cineasta recién llegado de España, Luis Buñuel. En resumen, lo más florido de las vanguardias estéticas de los años veinte.

Fue corrector de pruebas en Gallimard -ayudó a Proust en la revisión de su gran obra- y posteriormente bibliotecario y consejero artístico del modista y mecenas Jacques Doucet, lo que le permitiría su primer matrimonio. El descubrimiento de Freud le llevó a formular "la escritura automática", base del surrealismo, técnica con la que escribirá libros resonantes: Clair de terre (1923), Poisson soluble (1924), Ralentir travaux (1930), en colaboración con René Char y Paul Eluard, y La Inmaculada Concepción, del mismo año también, con Paul Eluard. Pero, al mismo tiempo, éstos fueron también los años de su obra crítica -Los pasos perdidos (1924)-, de sus polémicas políticas, Legítima defensa (1926), y de los dos Manifiestos del surrealismo, de 1924 y 1930, así como del célebre relato Nadja (1928). Irras las disputas con Desnos, Soupault y Artaud, los ataques espectaculares contra Anatole France, Maurice Barrés o Paul Claudel y la fundación de revistas como Literatura y La Revolución Surrealista le separan de su mecenas Doucet. Y, por fin, André Breton se adhiere al partido comunista, en 1927.

Obra prohibida

En la década de los treinta -que este volumen publicado ya no recoge- publicaría La unión libre, El surrealismo al servicio de la revolución, El revólver de cabellos blancos, Los vasos comunicantes, El amor loco; se alejaría de sus grandes amigos Paul Eluard y Louis Aragón, que siguieron en el partido comunista; participaría en otros escándalos, como el del estreno de las películas La edad de oro y Un perro andaluz; daría su primera conferencia sobre el humor negro, esbozo de su Antología sobre el mismo tema, y firmaría en México, con Trotski y Diego Rivera, otro manifiesto, Por un arte revolucionario independiente.Durante la II Guerra Mundial ve prohibidas su Antología del humor negro y Fata Morgana, es desmovilizado e internado en La Martinica, de donde consigue escapar a Estados Unidos. Tras regresar a Francia en 1946, vuelve a publicar sus obras anteriores y otras nuevas, como Arcane 17, Martinique, Les états généraux, Ode à Charles Fourier, Flagrant delit , funda de nuevo el movimiento surrealista, es uno de los primeros firmantes del Manifiesto de los 121 contra la guerra de Argelia, sigue publicando artículos y manifiestos, lanza nuevas revistas y muere en París el 28 de septiembre de 1966.

En estos tiempos de descrédito de las vanguardias, el surrealismo parecía haber entrado en sus horas más bajas. Pero su nombre ha entrado en la vida cotidiana, y ha inspirado gran parte de la literatura, del arte, de la música y del cine contemporáneos.

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