_
_
_
_
_
TRIBUNALES

El fiscal califica, de "vejación injusta" la negativa a servir bebidas en bares de Lérida a trabajadores negros

El ministerio fiscal solicitó ayer una multa de 6.000 pesetas para los propietarios de los bares Delicies y Cal Joan, de Bellvís, y Can Pepito, de Menarguéns, ambos en la provincia de Lérida, por una falta de vejación injusta, contemplada en el artículo 585 del Código Pena. Los propietarios de estos tres bares -Jaume Tomis, Joan Eroles y Josep Antoni Torà respectivamente- fueron denunciados a finales del pasado mes de octubre por miembros del colectivo de trabajadores negros por un supuesto comportamiento racista, al negarse a servirles consumiciones en sus establecimientos por tratarse de negros, según consta en las denuncias.

Además de los tres propietarios de bares, también fue juzgado uno de los denunciantes por presuntas amenazas al dueño de uno de los establecimientos acusados de racistas. El fiscal también solicitó para él una multa de 6.000 pesetas por una falta de amenaza leve.Los denunciantes, Infanso Camara, presidente de la Asociación de Africanos de Lérida, y sus compañeros Djibril. Traore y Ousman Jadama, ratificaron ante el juez Ernesto Vitaller el contenido de las denuncias formuladas ante la Guardia Civil de Bellvís.

A preguntas del fiscal, el líder de los trabajadores negros de Lérida explicó que al tener conocimiento de que en dichos bares no se servía a los negros fue a comprobar el hecho personalmente. "Pedimos varias consumiciones y en los tres locales nos dijeron que no servían a los negros porque algunos habían causado problemas y no pagaban", dijo.

Según Camara, el único motivo alegado por los propietarios de estos bares para no servirles fue "porque éramos negros". Los denunciados reconocieron que desde hacía tiempo no permitían la entrada en sus locales a los negros y que habían adoptado esa postura, no por cuestiones de racismo, sino "para evitar problemas". Torá, Tomás y Eroles manifestaron que los denunciantes se habían comportado "perfectamente" en sus establecimientos.

Tomás, del bar Delícies, justificó su negativa a servirles porque la clientela habitual del bar ",se me iba marchando, porque [los negros] vomitaban, se peleaban entre ellos, me rompían la mesa del billar, se cortaban las uñas de los pies encima de la mesa y no pagaban". Eroles, de Cal Joan, añadió que los denunciantes "me amenazaron diciéndome que si no les servía, me acordaría". El fiscal calificó el comportamiento de los propietarios de los bares como una falta de vejación injusta y argumentó que por el hecho de que los denunciados hubieran tenido problemas con otros negros injustificaba generalizar la negativa a servir bebidas a todos los jóvenes del colectivo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_