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El cineasta Carlos Velo falleció en México

Colaborador de Buñuel, entre sus filmes destacan 'Torero' y 'Pedro Páramo'

El cineasta Carlos Velo (Santiago de Compostela, 1905) falleció el pasado martes en Ciudad de México. Introducido en el cine a partir de sus experiencias como biólogo, se exilió en México tras la guerra civil española, y abandonó su labor cinematográfica hasta 1956, cuando dirigió Torero. Fue colaborador de Luis Buñuel y de Juan Antonio Bardem y autor de filmes como Pedro Páramo (1966), con John Gavin, y documentales como Infinitos Almadrabas (1935) y Saudade (1936).

Carlos Velo, nacido en Santiago de Compostela en 1905, llegó al cine por imperativo de biólogo o, al menos, así es como él contaba su conversión en cineasta: "Para comprobar algo que había observado en el laboratorio mientras preparaba la tesis doctoral, tuve que realizar una película en 16 milímetros sobre la vida de las abejas".Luego, siendo ya catedrático de Biología en la universidad de Madrid, continuó rodando documentales. Algunos de ellos, como Felipe II o Castillos en Castilla, han llegado hasta nosotros en versiones edulcoradas: el comentario original que acompañaba las imágenes fue sustituido por un texto de corte triunfalista y enfático. De otro documental, de inspiración flahertyana, rodado en Marruecos, sólo han quedado algunos planos que Carlos Arévalo pirateó para Harka (1941) una apología legionaria que se pretendía fascista y no pasa de zafia.

Exiliado en México, Carlos Velo retomó como labor exclusiva la de biólogo y habría desaparecido de la historia del cine español de no dirigir, en 1956, Torero, aun hoy considerado como el mejor retrato que el cine ha hecho del mundo del toreo.

Miedo a morir

Su figura central, el diestro Luis Procuna, es visto como alguien prisionero de las exigencias del público y de la industria del espectáculo, que siente tanto miedo a morir en la plaza como a no estar a la altura de las duras ex¡gencias sádicas de los espectadores.Tres años antes Velo había escrito, montado y supervisado Raíces, de Benito Alazraki, una cinta premiada en Cannes. Durante varios años fue colaborador asiduo de Luis Buñuel e intervino como consejero de producción en Sonatas, de Juan Antonio Bardem.

Torero le redescubrió y nos hizo tomar conciencia del cine que habíamos perdido. Muchos años después, muerto ya Franco, Velo, durante un viaje a España, me manifestó su deseo de rodar algunos programas para la naciente televisión gallega. Él era de Santiago de Compostela, allí había nacido, y hablaba de este retorno sin demasiado convencimiento. Sabía que las urgencias del presente habían relegado los méritos históricos al desván de las enciclopedias.

Por el camino llegan otras películas, entre ellas lacuriosa e imposible Pedro Páramo (1966), con John Gavin como protagonista, y varios lejanos y míticos documentales: Infinitos, que surge del mismo texto de Maeterlink que inspiró El espíritu de la colmena a Víctor Erice, Almadrabas (1935) y Saudade (1936).

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