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CRISIS EN TORNO AL CANAL

Gabriel amigo de Omar que mueve la conspiración

Desde el, corazón de la intriga panameña, en Washington: "Felipe, Noriega no es Torrijos"

Francisco G. Basterra

El verdadero enemigo de Noriega no es Reagan ni Blandón, ni los tribunales norteamericanos, sino Gabriel Lewis, un torrijista de la primera hora, ex embajador de Omar en Washington, principal autor de los tratados del Canal, que desde una pequeña oficina del centro de Washington está dirigiendo la conspiración contra el narcodictador Noriega y sus pandilleros". Tiene línea directa con los princip ¡a les senadores, con la oficina de El Abrams en el Departamento de Estado con con el embajador de Estados Unidos o Panamá.

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Lewis, de 56 años, conocido en Panamá -donde todo el mundo tiene motes- por Gallo ronco, es, junto con el Congreso de EE UU y el Departamento de Estado, la tercera pata de la intriga panameña en la-capital norteamericana.Desde que tuvo que salir de naja de Panamá, amenazado por Noriega, el 14 de junio del año pasado, este rico hombre de negocios, listo como el aire, trabaja 15 horas al día para derrocar al Cara piña, apodo del hombre fuerte panameño te paga la oficina, en la calle M, que actúa bajo la tapadera de la cruzada civilista, organización paraguas que agrupa a los grupúsculos e individuos de la oposición panameña.

Desde aquí, el jueves por la noche, cuando Arturo Delvalle, Tururo, dio el impensable paso de cesar a Noriega, Lewis trató de conseguir el apoyo de Felipe González con una llamada al embajador de España ante la OEA, Alberto Aza, exfontanero mayor del duque de Suárez. Pero Felipe, buen conocedor de Panamá y educado por el desaparecido Torrijos en el arte de la intriga caribefta, "está apachurrado", se queja Lewis. "Felipe, Noriega no es Torrijos, tú lo sabes bien, los verdaderos amigos de Torrijos apelamos a tu respaldo en esta hora difícil", demanda Lewis.

Ésta es la conspiración de la fotocopiadora. Una red de máquinas de fax transmiten a Panamá desde este cuarto piso, decorado con banderas panameñas y carteles de "Noriega, se busca", las noticias que el general censura en el país. Los seguidores de la oposición, con las fotocopiadoras de sus bancos, la cámara de comercio, despachos de abogados, producen miles de copias diarias. Incluso gracias a la tecnología del ordenador y al software del Apple Mackintosh, los cruzaditos imprimen aquí los pasquines que llaman a "la paralización nacional inmediata, Cobra. Compra comida y mantente en tu casa", convocada desde Washington para el lunes.

Es increíble este ambiente de conspiración latina con coca-cola y pollo frío traído del Roy Rogers de la esquina -las nueras de Lewis y su mujer cogen el teléfono y hacen de mecanógrafas; el hijo de Blandón también ayuda- en el corazón del frío y programado mundo -de Washington. Llama Ted Kennedy, que promete hablar inmediatamente con el presidente de México, Miguel de la Madrid. El senador demócrata, absolutamente sumado a la conspiración anti-Noriega, que en el Congreso ha logrado unir a los extremos (Kennedy con el ultraderechista Jesse Helms, que se opuso a los tratados del Canal), manda un comunicado de aliento.

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Está dirigido al honorable Gabriel Lewis, embajador volante de Panamá. En la larga noche del jueves, por los fax llegaron aquí los decretos de nombramiento de Delvalle a favor de Lewis y de Blandón, éste como embajador en la ONU. Y las destituciones de los embajadores norieguistas. Lewis le pidió a Tururo, también conocido como Gallina, que, "aunque tarde, se está portando como un varón", plenos poderes. "Déjame actuar, que yo, sé cómo hay que tratar a los Porteamericanos".

Asesores 'gringos'

Dos asesores políticos gringos son como su sombra -uno de ellos aconsejó a Cory Aquino-, pero se ven incapaces para detener a este personaje sacado de una novela de García Márquez, que albergó al sha en su casa de Contadora y le tuvo que decir a Torrijos que dejara de lanzar miradas libidinosas a Farali, porque el "rey de reyes" comenzaba a mosquearse. La primera llamada de la noche del golpe fue para Jorge Abadía, el canciller panameño que se encontraba en una reunión del grupo de los ocho en Cartagena de Indias.Y se produjo así: ¿Con quién estás? El ministro de Exteriores dijo que no podía apoyar el cese de Noriega, a lo que Lewis respondió: "Eres un maricón y tus nietos no te lo perdonarán".

Luego telefoneó a óscar Arias pidiéndole una inmediata declaración de apoyo, que el premio Nobel de la Paz prometió para la mañana siguiente. Aquí, como en las primeras horas del 18 de julio, se trataba de sumar apoyos hemisféricos, que llegaron -todo hay que decirlo- con cuentagotas y con la boca pequeña. Con las excepciones de Raúl Alfonsín, desde Buenos Aires; el presidente Lusínchí, de Venezuela; el salvadoreño Duarte, y Cefezo desde Guatemala. Washington está presionando a los latinoamericanos para que se sitúen con Delvalle.

El embargo comercial y el apoyo de la OEA acabarán pronto con el padrino Noriega, afirma la oposición en Washington. Pero el embargo es sólo una solución límite, sería una "quimioterapia" de durísimos efectos sobre el pueblo panameño. "Vendría la hambruna. Nosotros no producimos nada, somos un pueblo de vagos", asegura Lewis.

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