Claudio Rodríguez, nuevo académico de la Lengua
El poeta ocupará el sillón de Gerardo Diego
El poeta Claudio Rodríguez (Zamora, 1934), autor de Don de la ebriedad y señalado unánimemente como una de las grandes voces líricas de la literatura española contemporánea, fue elegido ayer por mayoría miembro de la Real Academia Española (RAE). Rodríguez, que ya había sido propuesto en abril de 1987, ocupará el sillón I, y sustituye a otro poeta, Gerardo Diego. El autor de Alianza y condena dice no ser un técnico del idioma, y añade sin afectación que lo único que él puede llevar a la Academia es "el lenguaje del creador que estudia las imprevisibles relaciones de las palabras".
Claudio Rodríguez, que tanto ayer como en las anteriores ocasiones fue propuesto como académico por Emilio Lorenzo, Carlos Bousoño y Manuel Seco, salid elegido por una diferencia de cuatro votos. Su contrincante en la elección de ayer, el diplomático y poeta José María Alonso Gamo, estaba propuesto por Rafael Lapesa, Camilo José Cela y Lais Rosales. Alonso Gamo obtuvo 14 votos, frente a los 18 de Rodríguez, que resultó elegido a la tercera votación. 32 académicos, de los 39 que forman la institución, estuvieron presentes ayer en la sede de la Real Academia, en Madrid, y cuatro votaron por correo, aunque, como es reglamentario, sus votos sólo sirvieron para la primera votación.Emilio Lorenzo, uno de los que propusieron a Rodríguez, se mostró ayer muy alegre por la elección, porque era la primera vez, según dijo, que salía elegido alguien propuesto por él. Carlos Bousoño consideró a Rodríguez entre los tres o cuatro mejores poetas de la posguerra. "Escribe muy bien el castellano, no en vano nació en Zamora. Es una de las pocas personas que conozco que pronuncia la elle".
Claudio Rodríguez es un poeta encuadrado en el grupo de los 50, por "esa manía de matricular a los escritores como a los coches", según ha dicho. Comenzó a escribir a los 17 años, mientras estudiaba en Zamora, y en 1953, cuando tenía 19, ganó el premio Adonais y sorprendió a los críticos por ese largo y único poema, en endecasílabos, escrito con sencillez y naturalidad. El aire libre, la tierra y el ambiente de la infancia se mezclan con reflexiones sobre el trabajo poético: "Como si nunca hubiera sido mía, / dad al aire mi voz, y que en el aire / sea de todos y la sepan todos, / igual que una mañana y una tarde".
La obra anunciada
Otras obras de Rodríguez -"transcurre mucho tiempo entre la publicación de cada uno de mis libros"- son Conjuros y Alianza y condena, ambos de 1958, y El vuelo de la celebración (1976). La recopilación de sus cuatro libros, editada en 1983 con el título Desde mis poemas, fue galardonada en esa misma fecha con el Premio Nacional de Poesía. El poeta lleva ya años anunciando en distintas entrevistas la publicación del que va a ser su próximo trabajo, Casi en penumbra. Se ríe cuando se le reprocha no trabajar más deprisa. Dice que el libro "ya está casi a punto", y repite la que es una de sus máximas: "Para mí la poesía no es algo vitalicio, mi ritmo de producción es muy lento, porque nada me urge".Claudio Rodríguez, que siempre ha mantenido una profunda independencia (hasta el punto de que su militancia en el Partido Comunista de España duró sólo unas horas) y para quien los "contubernios" están alejados de su moral, ha sido elegido académico sin él pretenderlo, simplemente con el argumento de una poesía que según se ha dicho "acerca el oído a la vida y le arrebata vibraciones inesperadas". Sobre la Real Academia Española dijo ayer que es "una institución importante que realiza una labor ardua y muchas veces no lo suficientemente reconocida".
Su idea de lo que alguien como él puede aportar a una institución de estas características es la de "ver el idioma no como algo fósil. Dada la ambigüedad esencial del lenguaje, la misión de la palabra poética es hallar una serie de posibles asociaciones de núcleos de relación. Exibten filólogos y lingüistas, expertos del lenguaje, con los que cuenta la Academia; pero también existe el lenguaje del creador, que busca las imprevisibles relaciones de las palabras. De ahí es de donde yo parto".
Ornamento y expresión
Rodríguez le quita importancia a su reconocida sabiduría en la utilización de formas poéticas clásicas del castellano y a su capacidad para transportar el lenguaje popular a una perspectiva poética original. "La poesía es lenguaje", dice, "y ritmo; esto es muy importante para mí, pero no como ornamento, sino como expresión de la experiencia humana; está claro que para lograr esa expresión hay que asociar las palabras, buscar imágenes que pueden salir de una canción, de la lectura de un poeta o de cualquier experiencia personal".Rodríguez señala que buena parte de la gran poesía española "tiene un origen oral". Por eso piensa interesarse a partir de ahora por las actividades de la Academia, para detender "la vitalidad del lenguaje", creciente del castellano. "Tiene que existir cierto control sobre esa vitalidad, lo que es tarea de los académicos, con el fin de que el lenguaje disperso se establezca y sea válido".
Rodríguez obtuvo el reconocimiento público cuando era muy joven, a través de un premio cuya última edición ganó hace días un joven de 22 años. Otros jóvenes escritores han ganado diferentes premios recientemente. Sobre esto, el nuevo académico recuerda que "siempre se dice que la literatura está en crisis; sin embargo, ahora mismo creo que se percibe una atmósfera que no está cuajada todavía, pero que se refleja en jóvenes poetas que siguen ramificaciones diferentes. Lo bueno de la poesía es que es una especie de savia que circula aunque tarde en fructificar. El caso es que no esté quieta nunca".
Babelia
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