Tregua política
La inauguración de ayer se produjo en un clima de tregua política para el teatro de la Scala. Una tregua que, sin embargo, nadie sabe cuánto va a durar, aunque se espera que alcance el final de la temporada.La lucha interna fue desvelada a finales de octubre por el diario La Repubblica, el que dio a conocer ciertos roces entre el director artístico del teatro, Cesare Mazzonis, hombre del partido comunista y que ocupa el cargo desde hace cuatro años, y el director musical estable, Riccardo Muti, que hace uno ha sustituído al hasta ahora titular Claudio Abbado, tras el pase de éste a la ópera de Viena. Muti acusó veladamente a Mazzonis de haber programado una temporada sin directores de prestigio: del cartel faltan efectivamente los grandes monstruos, como Karajan, Baremboim, Bernstein, Prétre, Sawallisch o Boulez.La acusación fue interpretada por algunos como una maniobra de Muti, si no para hacerse cargo él mismo de la dirección artística del teatro, sí para colocar en este puesto a un hombre de su confianza, aprovechando por lo demás el hecho de que tanto Mazzonis, como el superintendente Badini, como el propio consejo de administración del teatro se encuentran en una situación de prórroga en sus cargos desde hace un año y medio.
Sustitutos
Para suceder a Mazzonis se han venido barajando los nombres de Carlo Fontana -superintendente del teatro Comunale de Bolonia y persona próxima al alcalde socialista de Milán-, y de Piero Rattalino, director artístico del Ente Lírico de Turín y miembro del partido comunista. Esta última posiblidad estaba bien considerada incluso por los comunistas quienes, a cambio de sacrificar a Mazzonis por Rattalino, se sentirían con más fuerza para mantener a Giorgio Strehler al frente del Piccolo Teatro, y es que Strehier, tras haber militado durante años en las filas socialistas, es actualmente senador independiente del PCI.
Desencadenada esta compleja lucha, el alcalde Pillitteri, llegó a asegurar que antes del 7 de diciembre habría nuevos nombramientos en el teatro. Pero la crisis ha estallado antes en su casa que en la de enfrente (el municipio y la Scala se encuentran a lados opuestos de una misma plaza). El sábado se rompía el acuerdo entre socialistas, comunistas, socialdemócratas, liberales, republicanos y ecologistas que ha venido gobernando la ciudad en los últimos dos años, y se formaba una nueva mayoría municipal de izquierdas.
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