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Un psiquiatra francés analiza los factores químicos de las pasiones

Jean-Didier Vincent publica un libro sobre la biología del deseo

Jean-Didier Vincent es un psiquiatra francés que reside en Burdeos y confiesa que ha superado la cincuentena. No parece un hombre pasional y, sin embargo, acaba de publicar un libro que se titula Biología de las pasiones (Anagrama), en el que analiza la influencia de las hormonas en el comportamiento individual y defiende, frente al romanticismo, el valor positivo y armónico de la pasión, sea ésta el hambre, la sed, el sexo o la voluntad de poder. Formado en la ciudad en que reside y en Los Ángeles (Estados Unidos), se define como un pensador frente al dualismo y el mecanicismo.

Según Vincent, las teorías dominantes en los dos últimos siglos tienden a ver el organismo como un elemento con constantes de equilibrio. Si éste se quiebra, entran en funcionamiento mecanismos reguladores. Frente a esta interpretación, él propone que la vida es una especie de desequilibrio constante. Una sucesión de estados de equilibrio y desequilibrio. "La vida es la gestión de un estado de desorden", afirma, "más que la gestión de un orden absoluto. Y las pasiones no son, como en la vieja concepción romántica, elementos nocivos, destructores para el individuo, sino al contrario, son la armonía".Para el autor, el dualismo intenta explicar el individuo como un compuesto en el que el espíritu es un epifenómeno de la máquina que es el cuerpo: "Mi postura es no dualista, deriva del hecho de que creo que no se debe considerar la vida animal por una parte y la vida espiritual por otra". La vida psíquica no es más que una de las aproximaciones posibles a la vida. "Me parece totalmente erróneo decir que el psiquismo es producto del lenguaje. Creo que se puede hablar de psiquismo a propósito del comportamiento del animal al igual que se hace al hablar de un individuo muy desarrollado como es el hombre. Toda una serie de comportamientos en el animal no pueden ser explicados más que en términos de elección, estrategia, recuerdos... El dualismo acepta qué. entre el hombre y el animal hay una especie de barrera infranqueable que hace que el hombre no sea nunca reductible al animal. Esto, en mi opinión, es falso. Si observamos las pasiones, el hambre, la sed, el sexo, en los animales y en el hombre, no encontramos, a priori, una diferencia fundamental".

Romeo y Julieta

Su texto y su discurso tienen voluntad polémica, prueba de lo cual son afirmaciones como que el deseo de Julieta por Romeo está más cerca de su cabeza que de sus pantalones. Según el autor, si se observa el acoplamiento sexual de dos moléculas de levadura, podemos comprobar que la sustancia que determina la aproximación es la misma que determina la atracción sexual en el hombre. Si se inyecta esta sustancia en una determinada zona del cerebro, el resultado es un comportamiento sexual. Lo terrible es comprobar la influencia de esta sustancia en el comportamiento. "Hay una hormona sobre la que he trabajado bastante, que coincide con la secreción de leche en las madres de lactantes. Si se inyecta esta hormona en el cerebro de una rata virgen, inmediatamente muestra un comportamiento maternal".Vincent utiliza constantemente metáforas literarias: Su intención es impulsar al lector a tomar conciencias de las fronteras. "Parece como si la biología se situara en un lado, la literatura en otro, el psicoanálisis entre las dos; yo hago intento ir de un lado a otro para mostrar que estas diferencias no son un elemento constitutivo sino sólo un artefacto para la lectura de lo viviente".

Su libro busca, y en Francia lo ha conseguido, provocar a dos tipos de lectores. Por una parte, a los dualistas, a quienes no gusta que se busque la raíz de la conducta humana en la animal; por otra, los mecanicistas, a quienes la obra no puede dejar de plantear dudas sobre sus concepciones. La primera parte es, fundamentalmente, información neutra sobre el funcionamiento del cerebro, con amplios ejemplos del mundo animal; en la segunda, sobre la base de esa información, se muestra que el hombre, utilizando la biología, deviene un ser más misterioso. Y es que, en su opinión, "nunca habrá una correspondencia absoluta entre la máquina y la maquinaria que nosotros utilizamos para comprenderla. Creo que el final es optimista sobre el futuro de la ciencia. La biología cada vez tiene mayor capacidad explicativa, es una ciencia viva, pero no como la falsa ciencia del siglo XVIII que daba respuestas sin haber planteado preguntas, sino como la verdadera ciencia, la que abre las puertas a la interrogación constante, sin soluciones. La ciencia no puede ser una nueva religión que sustituya a Dios".

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