_
_
_
_
Tribuna:FUTURO DEL ACTA ÚNICA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Vertebrar Europa

La construcción de la Europa unida es un largo tejer en el que la inteligencia y la voluntad se alían con la paciencia y el tesón. El impulso dado por el Parlamento Europeo con la elaboración del Tratado de la Unión Política y la afirmación de la Europa de los ciudadanos ha conducido al Acta única.

ENRIQUE BARÓN

Dirección: Clare Peploe. Guión: Mark y Clare Peploe. Fotografía: Chris Menges. Música: Jason Osborne. Producción: Michael White. Reino Unido, 1987. Intérpretes: Jacqueline Bisset, James Fox, Irene Papas, Sebastian Shaw, Kenneth Branagh, Lesley Menville, Robert Stephens, Paris Tselios, Ruby Faker, Mark Williams, Geoffrey Rose, Shelly Laurenti, George Diakoyorgio. Estreno en Madrid: cines Amaya, Arlequín, Tívoli (versión doblada) e Infantas (en versión original subtitulada).

En el Acta única el Consejo Europeo se ha comprometido a seguir dando pasos concretos por la unión europea.La comisión ha propuesto al Parlamento un programa de trabajo para realizar con éxito el Acta única, con el encargo de preparar una respuesta. El Consejo Europeo de Bruselas lo ha tomado en consideración y en este momento está preparando una respuesta para la cumbre de diciembre en Copenhague, que ha de servir para garantizar el futuro y salir de la bancarrota presente.

El objetivo es un programa global de trabajo para lograr la Europa sin fronteras a finales de 1992. La creación del mercado interior tiene que acompañarse de la fundamentación de un espacio social común y de la vertebración del espacio económico, gracias a la cohesión económica y social. Para ello es necesario reformar y modernizar la política agrícola común, así como fortalecer la capacidad financiera y la autonomía presupuestaria de la Comunidad. Se trata, por tanto, de crear una base firme y común que cimente la comunidad en su dimensión cotidiana y real. Esto ha de permitir superar el coste de la no Europa, que es mayor que el presupuesto de la misma comunidad y pone en causa su futuro.

La dimensión europea abre una perspectiva para la actividad empresarial en su conjunto y proporciona ventajas de dimensión. Ahora bien, también pone en común regiones económicas y sistemas productivos con diferentes grados de desarrollo, lo cual puede incrementar las desigualdades y las diferencias.

La comunidad necesita establecer su propio diálogo Norte-Sur para, a través de la cooperación y no del enfrentamiento, crear las bases de la ciudadanía real y efectiva de los europeos.

En las actuales circunstancias de la economía mundial es indudable que la fuerza esencial del crecimiento en los próximos años provendrá del mercado interior europeo. La coraza japonesa y el creciente proteccionismo norteamericano reducen las posibilidades exteriores, que no pueden ser sustituidas fácilmente por un Tercer Mundo endeudado. De cara a 1992, el motor fundamental es y seguirá siendo el mercado ibérico.

Ello da un papel clave a la estrategia cooperativa de crecimiento. Es necesario potenciar el esfuerzo común para generar empleo y dar rigor a la política económica. La convergencia de la política económica supone la consolidación de la política monetaria, con el fortalecimiento del Sistema Monetario Europeo y la puesta a punto de un banco central europeo autónomo que proporcione una voz única en el contexto internacional y que permita estabilizar el ECU. No avanzar en este terreno imposibilita la gestión económica coherente.

Y el trabajo a desarrollar no se limita a la esfera funcionarial o intergubernamental. Porque los interlocutores sociales tienen un protagonismo irreemplazable. De ahí la importancia de una política de concertación que la comisión ha fomentado, pero no ha recogido suficientemente en su programa. La práctica de negociación y acuerdos, frente a la confrontación sistemática, es un elemento realmente distintivo de las sociedades europeas que debemos defender. Por ello es necesario dar prioridad al sistema social europeo con medidas concretas, de tal modo que el Mercado Común no suponga disminución de los derechos de los trabajadores.

En la vertebración de la Europa sin fronteras desempeñan un papel destacado las políticas de acondicionamiento del espacio común, prestando atención preferente a las infraestructuras de transportes y comunicaciones, la creación de condiciones favorables para la natalidad empresarial, una política comercial exterior común y de ayuda al desarrollo y normas mínimas exigentes para la protección medioambiental.

Solidaridad y cohesión

Desde el Tratado de Roma, la cohesión económica y social es un elemento fundamental de la integración europea. No se ha desarrollado con la suficiente entidad y, además, con las sucesivas ampliaciones, se han incrementado las diferencias.

Proceso que no es eterno, ya que hoy conviven en la comunidad regiones tradicionalmente industriales en claro declive con regiones subdesarrolladas en términos tradicionales. Por ello hay que concentrar el esfuerzo de los fondos sustancialmente en las regiones con retraso estructural, con atención a las regiones en declive; el ajuste de las estructuras agrarias, y en el fondo social, concentración en la provisión de primeros empleos a los jóvenes y la lucha contra el desempleo de larga duración.

La política de cohesión es un elemento sustancial del futuro de la comunidad. Su fracaso pondría en cuestión el avance del conjunto. Las ventajas de la comunidad no se pueden medir tan sólo en el enfoque, miope y restringido, del saldo presupuestario nacional: hay que tener en cuenta las mutuas ventajas que proporciona el mercado interno y saber que la prosperidad del conjunto supone la de todos los miembros.

La PAC es un pilar básico de la Comunidad Europea. Sin embargo, hoy día ni beneficia adecuadamente a los agricultores ni sirve para equilibrar Europa.

Hoy día se gasta más en almacenar excedentes que en cohesión; más en vacas que en crear empleo; más en cereales que en investigación. Hay que liquidar los excedentes y, al tiempo, modificar los mecanismos de intervención con una política de precios restrictiva para evitar que se reconstituyan. Sus bases deben ser la salvaguardia de la explotación familiar, una atención especial al papel de defensa del medio ambiente y la adaptación de las necesidades reales, tanto del consumidor europeo como del mercado mundial.

Objetivo

El objetivo de reducir la proporción de gastos de garantía a la mitad del presupuesto en 1992 es, en este contexto, absolutamente razonable, así como mantener una clara negativa a la renacionalización de la PAC.

Sin duda, la piedra de toque con vistas al futuro es saber transformar una política que ha servido para cimentar Europa y lograr su autosuficiencia alimentaria, pero que al mismo tiempo ha generado efectos secundarios que financieramente hipotequen el futuro comunitario.

El desafío en este terreno es doble: por una parte, sanear una comunidad al borde de la bancarrota; por otra, conseguir los recursos suficientes para lograr los objetivos del Acta única y la cohesión económica y social. Con una condición básica: respetar la autonomía financiera de la comunidad y reforzar el carácter democrático de las decisiones.

En esta línea, la propuesta del 1,4% del producto nacional bruto (PNB), formulada por la Comisión, es un primer paso necesario para obtener recursos duraderos y estables, siempre que parta de la prosperidad relativa.

Por otra parte, la disciplina presupuestaria, exigible para toda buena gestión, debe ser acordada para conseguir precisamente la superación de la actual situación de enfrentamiento continuo entre el Parlamento y el Consejo. En este sentido, las propuestas realizadas son preocupantes, pero reducen de hecho las posibilidades de un control democrático real.

Para terminar, dos breves menciones a dimensiones fundamentales del proyecto comunitario. La primera supone tener presente la responsabilidad europea en relación con el desarrollo del Tercer Mundo. La segunda es la necesidad de incluir en la construcción europea los aspectos políticos y económicos de la defensa y la seguridad.

Las grandes decisiones se toman en momentos de urgencia y necesidad. Europa es cada vez más necesaria, porque los costes de su no existencia son cada vez más palpables y las frustraciones de su no presencia son cada vez más sentidas. Hemos de ser consecuentes con los compromisos que hemos aceptado. El mercado único para 1992 no puede limitarse a una zona de libre compraventa de bienes y servicios: ha de ser la base para que los ciudadanos de la comunidad seamos iguales en derechos y obligaciones.

Enrique Barón, ex ministro socialista, es parlamentario europeo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_