Tiempos modernos
Al productor y exhibidor Alfredo Matas, que preside una empresa que controla unas 50 salas de cine, le gustaría llegar a un acuerdo económico con el Instituto de Cinematografía para erigirse en pionero del control informatizado de taquilla e instalar las máquinas en los locales por su cuenta. De hecho, en su oficina de Barcelona ya cuenta con una de ellas, y varias de las taquilleras están aprendiendo el sencillo manejo del sistema.Éste consiste, según explica Matas, en algo tan simple como que las entradas se expendan a través de la impresora de un videoterminal. La ventaja comienza en que la venta queda registrada y "normalmente una vez por semana, o cuando el Ministerio diga, los datos llegan sin ningún tipo de manipulación a los centros interesados, que pueden ser la Sociedad General de Autores -que así liquida a sus miembros-, el Ministerio de Hacienda -que controlará el IVA-, el de Cultura -que obtendrá los datos que precise- y el distribuidor o productor".
Para Matas, la gran ventaja es la imposibilidad de manipular las recaudaciones, "el que el exhibidor haya vendido 150 entradas y ponga luego 120 en las hojas de control que se emplean en el actual sistema. La seguridad con el nuevo plan no es total, porque alguien puede dejar pasar a la gente por la puerta sin control; pero eso ya sería un acto de delincuencia".
El misterio
Según Alfredo Matas, España es el único país donde las recaudaciones son un misterio, al contrario que en otros países, estén éstas informatizadas o no, donde el sistema es fidedigno. Las cifras que hablan de un 30% de fraude las considera exageradas, y dice que no existen pruebas concretas y que en las grandes ciudades no cree que se defraude, "ya que ningún empresario en sus cabales entraría en connivencia con la taquillera y el portero".Para Matas, el falseamiento del negocio del cine en España perjudica a los exhibidores en el sentido de que las multinacionales pueden "usar y abusar. Te piden por una película fuerte un 60% o un 70% de la recaudación, cuando en Francia el tope es un 50. ¿Por qué? Porque la recaudación no es fiable".
Para Luis Megino, tras la informatización queda pendiente una regulación en las contrataciones de películas, con el fin de evitar el que las multinacionales impongan lotes y el que del 70% al 80% de los contratos de exhibición se realicen a tanto alzado y no a porcentaje.
Babelia
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