Con 'Muerte de un poeta' culmina la serie de Bardem sobre Lorca

ENVIADO ESPECIALAnoche, en una sesión especial, se proyectó en la pantalla del teatro Calderón, por primera vez en público, el último capítulo de la serie de Televisión Española que Juan Antonio Bardem ha dedicado a la vida y la muerte de Federico García Lorca. Este último capítulo de la serie televisiva está concebido como una película de metraje convencional, una hora y 25 minutos, y se titula La muerte.

Los cinco capítulos precedentes, de 55 minutos cada uno, fueron exhibidos los últimos cinco días en una sección paralela de la Seminci. La totalidad del metraje es de seis horas y media. La serie será emitida por TVE en fecha próxima y en hora de máxima audiencia.Inmediatamente después del estreno de La muerte, el director, Juan Antonio Bardem, y el actor británico Nicholas Grace, que encarna en la serie a Federico García Lorca, concedieron una conferencia de prensa que se prolongó hasta muy avanzada la madrugada de hoy, por lo que su contenido se escapa del alcance de esta crónica.

El estreno de esta serie de TVE ha sido uno de los platos fuertes de la Semana de Valladolid. Los cinco primeros capítulos han convocado a muchos espectadores de a pie, y el último, estrenado anoche, provocó una gran expectación en los medios del festival.

Los cinco primeros capítulos de Lorca, la muerte de un poeta narran de manera distendida, con grandes saltos de tiempo, la infancia, adolescencia y madurez del poeta granadino. La muerte, por el contrario, contiene una apretada crónica de los últimos trágicos días de la vida de García Lorca. Esta circunstancia, añadida a la mayor duración de este último capítulo, proporciona a La muerte una autonomía narrativa respecto de los anteriores episodios.

Polonia y Malí

Además de La muerte, en la sección oficial de la Seminci se proyectaron en la jornada de ayer dos películas interesantes: la polaca Tren para Hollywood, dirigida por Radoslaw Piwowarski, y La luz, del cineasta de Malí Suleiman Cisse. Esta última película será estrenada próximamente en España, y de ella ya informamos, haciendo hincapié sobre sus raras calidades, en las crónicas del pasado festival de Cannes, donde este bello e insólito filme malinés obtuvo un premio especial del jurado.Tren para Hollywood es una película interesante, pero irregular. Tiene cosas excelentes, bien medidas y que resultan graciosas; pero tiene también otras menos inspiradas y, en general, padece una tendencia de su director a pasarse de rosca.

Piwowarski obtuvo un gran éxito hace tres años con su Yesterday, que fue premiada en el Festival de San Sebastián y que convocó a muchos espectadores en España.

La mejor virtud de Yesterday era su sencillez, perfectamente compatible con su originalidad. Pero este equilibrio brilla por su ausencia en Tren para Hollywood, donde Piwowarski se ha enredado en la tela de araña de un afán de virtuosismo que se ha vuelto en contra suya.

La idea argumental de la película es muy bonita y original, pero el director polaco quiere hacer de cada secuencia un momento cumbre, un no va más casi circense, y esto perjudica a su película, pues a una secuencia lograda sigue otra que no alcanza lo que busca, y esto provoca confusión y arritmia en un filme que, planteado con más humildad, hubiera alcanzado mucha mayor altura.