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Ofensiva de González para neutralizar el empuje francés e italiano en Latinoamérica

El viaje oficial a tres países latinoamericanos que hoy inicia Felipe González completa un nuevo ciclo de la presencia española en el subcontinente: esta presencia de nuestro país en América Latina, en dura competencia con otros Estados europeos, como Francia e Italia, excluye tan sólo a las dictaduras chilena y paraguaya, dos naciones que, según fuentes diplomáticas en Madrid, difícilmente recibirán, por ahora, visitas ofíciales de altos dignatarios españoles. González llegará esta tarde a Buenos Aires, desde donde se trasladará posteriormente a Uruguay y, por fin, a México, en un recorrido con un total de 10 días de duración.

Las tres naciones tienen en común pertenecer al grupo de los deudores y, también, al llamado Grupo de Río, compuesto por países comprometidos en el apoyo al plan de paz centroamericano de Esquipulas. Resulta fácil predecir, por tanto, que los temas de Centroamérica y la deuda acapararán, sobre las relaciones bilaterales, la agenda de las conversaciones entre Felipe González y Raúl Alfonsín, primero, y con Julio María Sanguinetti y Miguel de la Madrid, después.El presidente del Gobierno español, en su primera visita oficial a Argentina y Uruguay -países que visitó con motivo de las respectivas tomas de posesión de sus presidentes-, y en su tercer viaje a México desde que el PSOE ocupa el poder, expondrá sus planes para la solución del problema de la deuda que afecta a los tres países latinoamencanos. España comenzó ya la puesta en práctica de un sistema de créditos blandos con Bolivia, cuya deuda no alcanza, en cualquier caso, volúmenes comparables a los de México o Argentina: el primero debe a nuestro país más de 190.000 millones de pesetas, y el segundo un total de 103.000 millones, mientras la deuda de Uruguay con España asciende tan sólo a 11.500 millones.

Sin embargo, las propuestas españolas en materia de deuda habrán de competir con las de Francia -cuyo presidente, François Mitterrand, se adelantó a González, viajando hace dos semanas a Buenos Aires y Montevideo- e Italia, que anunció que convertirá los 3.500 millones de dólares que le debe Argentina en inversiones de capital a largo plazo. Así, tanto Francia como Italia se configuran como dos posibles rivales de España en la CE a la hora de ejercer su influencia como representantes de los intereses latinoamericanos.

Mejor colocación

Sin embargo, la diplomacia española cuenta, entre sus méritos, el hallarse mejor colocada que cualquier otro Estado europeo ante el problema centroamericano, seguido paso a paso por el Gobierno español, que, en numerosas ocasiones, expresó su apoyo a los planes de Contadora y Esquipulas y, muy concretamente, a la posición moderadora del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, último premio Nobel de la Paz, que recientemente visitó Madrid. Tanto Felipe González, que viajará a Costa Rica -posiblemente entre otros países centroamericanos- en diciembre, como, a finales de noviembre, el vicepresidente Alfonso Guerra, tendrán la oportunidad de reencontrarse con Arias. Guerra se entrevistará también con los principales líderes de Nicaragua.Por ello, el viaje que González emprende hoy constituye, al margen de un esfuerzo de presencia constante en toda Latinoamérica, una preparación de la ofensiva centroamericana que delinea el Gobierno español para las próximas semanas. En este contexto político, las cuestiones bilaterales a tratar en Buenos Aires, Montevideo y México -adonde también viajan varios representantes de empresas y entidades bancarias españolas- adquieren una importancia relativamente secundaria, pese a existir varios proyectos de cooperación en perspectiva y a la necesidad de garantizar una participación activa de los tres países en las conmemoraciones del V Centenario del Descubrimiento.

Al margen de las afinidades existentes entre González con Alfonsín, Sanguinetti y De la Madrid, hay que destacar la amistad personal de Fernández Ordóñez con los ministros de Exteriores argentino, Dante Caputto, y uruguayo, Enrique Iglesias así como las frecuentes relaciones que el titular de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga -quien viaja hoy con González- ha mantenido con el virtualmente seguro próximo presidente mexicano, Carlos Salinas.

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