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UN NÓBEL PARA UN DISIDENTE

Brodski asegura que la 'apertura' de Gorbachov es alentadora

, premio Nobel de Literatura 1987, judío y exiliado ruso, declaró ayer en Londres que la apertura iniciada por Mijail Gorbachov es alentadora y que ello ha beneficiado a la literatura. El poeta cree que el principal problema de la Unión Soviética es la esclerotización política, que podría resolverse con la actuación de "dos partidos políticos como mínimo".Brodski celebró ayer una conferencia de Prensa en la capital británica (donde recibió el pasado jueves la noticia del Nobel) en la que se abordaron más cuestiones políticas y personales que literarias. El nuevo Nobel reconoció que la noche anterior se había emborrachado para celebrar el logro del premio, y quizás por ello estaba más dicharachero que la víspera. "Ciertamente veo un cambio en Rusia", dijo. La apertura de Gorbachov "da pie al optimismo", al menos en lo que se refiere a la libertad de expresión, y las condiciones para la literatura hoy comparadas con hace 15 años son como de la noche al día".

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"Estallo de ira"

Pero el sistema es intrínsecamente malo. "Estallo de ira cuando pienso en mi patria y en el modo en que ha sido tratada la gente y no sólo los escritores, sino los agricultores", señaló Brodski, cuarto soviético galardonado con el Nobel (tras Boris Pasternak, Mijail Sholojov y Aleksandr Sol- enitsin).

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Para él, que se definió como "100% judío por sangre, pero nad.a por credo ( ... ) el principal problema de la Unión Soviética es el sistema político. Creo que debería haber un Gobierno democrático con dos partidos como mínirno". Brodski cree que es mejor ser un don nadie en una. democracia que pertenecer a la creme de la creme en una tiranía

El Nobel dijo que ser "ciudadano norteamericano y poeta ruso es la mejor coi-nbinación" y confesó que Ia parte más atractiva." del premio y de la glasnost (transparencia) era la posibilidad que ahora tenía de encontrarse con su hijo, a quien no ha visto desde su expulsión de la URSS, hace 15 años. En este terreno de lo familiar, Brodski manifestó que lo que no podría perdonar al sistema es que no permitiera a sus padres viajar a verle a Nueva York ni que después le autorizara á él asistir a su entierro.

Pasó también revista el Nobel a su relación con el sistema carcelario soviético y, en particular, a su estancia en dos ocasiones en instituciones mentales en las que fue internado "por lo que estaba esciribiendo". "Las instituciones mentales eran lo peor" dijo. "No tenías una pena concreta, así que estabas a su merced".

Su peor experiencia fueron unas inyecciones que hacían que: el menor movimiento, del meñique o de los ojos, fuera dolorosísimo. Te quedabas virtualmente inmovilizado". Pero todo eso "fue hace muchos años" dijo. "Creo que soy más interesante como escritor que como prisionero".

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