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La presión de Estados Unidos, la RFA e Italia contribuyó a que Francia decidiera actuar contra ETA

Permanentes presiones de Estados Unidos, la República Federal de Alemania e Italia, a instancias del Gobierno socialista español, contribuyeron a que Francia diera el gran salto en la lucha contra ETA, y especialmente contra la cúpula de la organización terrorista, según han asegurado altas fuentes del Ejecutivo. España solicitó a estos países apoyo político en la lucha contra ETA, tanto en el marco del Grupo de Trevi -que congrega a los ministros del Interior de la Comunidad Europea e incluye a Estados Unidos- como en el Consejo de Europa. La reciente detención del dirigente de ETA Santi Potros es la primera de una serie de acciones encuadradas en esta operación de cooperación internacional contra el terrorismo.

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"El éxito de la colaboración francesa contra ETA", afirma una destacada fuente del Ministerio del Interior, "es producto de varias vías de presión acentuadas en los últimos meses por parte de algunos países de la CE, que se han visto azotados por el terrorismo, siempre bajo insistentes solicitudes del Gobierno español".Fuentes del citado departamento coinciden con otras fuentes del Ejecutivo en que los intereses económicos franceses frente a los españoles, tanto bilaterales como en el seno de la CE, han influido también seriamente en la decisión francesa de apoyar definitivamente la lucha contra ETA.

La tímida colaboración francesa se estrechó sorpresivamente para España tras la victoria electoral de los conservadores y de su primer ministro Jacques Chirac, en marzo de 1986. La llegada de Charles Pasqua y Robert Pandraud al Departamento de Interior francés, a pesar de sus iniciales reticencias, cambió el panorama de la cooperación. Sin embargo, se desconocían hasta ahora los trabajos desarrollados y las reuniones clave que consiguieron obtener resultados concretos de las relaciones hispano-francesas.

La labor pedagógica de los responsables españoles logró hacer variar la actitud francesa. "Hubo que convencerles", dicen fuentes del departamento, "de que España es un país democrático, donde todas las ideas se pueden defender en las urnas, facilitarles los datos de los muertos y atentados registrados por ETA, asegurarles que la organización no puede aterrorizar a dos países vecinos, y aclararles el apoyo que HB ofrece a ETA y las ideas que defiende".

Se iniciaron entonces las expulsiones por vía de urgencia a España de presuntos etarras, que permitieron desalojar del sur de Francia de segundos o terceros escalones de la banda terrorista. En todas las reuniones entre los responsables de Interior se insistió en la localización de la cúpula de la organización, pero España desconfió de las promesas francesas. Estas reticencias llegaron a crear un problema entre los dos departamentos, que se saldó con una nota de protesta francesa, lo que se mantuvo en secreto por ambas partes. Los servicios de información españoles detectaron que Francia conocía la presencia en Argelia de dos destacados terroristas del comando Madrid: Belén González Peñalba e Ignacio Aracama Mendía.

Sin embargo, Francia negó que eso fuera cierto, aunque posteriormente la noticia se hizo pública con el accidente que provocó la muerte de Txomin Iturbe. El incidente y las reservas informativas francesas enturbiaron temporalmente la cooperación antiterrorista.Sin embargo, las insistentes presiones exteriores y la tenacidad de los responsables españoles en la lucha antiterrorista volvieron a variar el rumbo de la colaboración entre los dos países. Francia designó nuevos responsables policiales más favorables a los intereses españoles, y tras la entrevista de Barrionuevo y Vera con sus homólogos Pasqua y Pandraud, el 28 de julio de, este año, se estableció una célula permanente de policías y expertos antiterroristas españoles que han trabajado secretamente en París y Bayona en contacto directo con sus colegas franceses.

Listas de 'etarras'

Rafael Vera y el director de la Policía, José María Rodríguez Colorado, en diferentes viajes, han insistido en descabezar la organización, y facilitaron una lista con los nombres de los 50 principales miembros ilegales; de la organización -a sueldo-que residen en el sur de Francia. Los responsables españoles reducen significativamente la lista y marcan los cuatro objetivos: José Antonio Urruticoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, actual máximo dirigente de ETA; Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros, jefe de los comandos de ilegales; Francisco Múgica Garmendía, Paquito, jefe de seguridad e infraestructura, y Javier Zabaleta Elósegui, Waldo, jefe de los comandos legales (no fichados por la policía).

En la tarde del 29 de septiembre, el día anterior a la detención de Santi Potros, Robert Pandraud telefonea a Rafael Vera y le informa que esa madrugada va a desarrollarse una amplia y espectacular operación policial en el sur de Francia. Le previene para que esté alerta, porque alguno de los marcados puede caer. A primeras horas de la madrugada del día siguiente, otra llamada del Ministerio del Interior francés despierta a Vera. Santi Potros ha sido detenido. De madrugada, se inicia la gran operación hispano-francesa, que ha supuesto, además de: la detención de Santi Potros y la entrega a la policía española de 55 activistas, la localización de un importantísimo archivo etarra, lo que, a su vez, permitió detener en España de otro medio centenar de presuntos etarras..

Fuentes de Interior consideran que la infraestructura de los comandos de ilegales de ETA en España ha quedado ahora totalmente desarticulada. Sin embargo, manifiestan su malestar por el hecho de que la detención de Santi Potros se difundiera con tanta rapidez. "Si hubiéramos tenido 24 horas habríamos cogido a todos los ilegales que salieron de sus pisos al conocer la noticia esa misma mañana".

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