Respaldo parcial en Chile a la huelga general opositora
La mayor parte del transporte, los servicios públicos y la enseña a paralizaron sus actividades ayer en Chile, durante la tercera huelga general contra el general Augusto Pinochet en los 14 años de dictadura, convocada por el Comando Nacional de Trabajadores (CNT), la mayor central sindical del país. La represión, en forma de miles de soldados patrullando las calles, y el hecho de que sólo uno de cada 10 trabajadores esté afiliado a un sindicato impidieron que la huelga fuera total, si bien fue cobrando intensidad a medida que pasaban las horas.
Al caer la tarde, el comercio cerró antes de tiempo, y quienes acudieron a sus trabajos se retiraron más temprano, ante la falta de transporte, mientras Santiago presentaba un aspecto desolado, con una fuerte vigilancia policial y militar.Aunque los sindicatos más poderosos -cobre, bancarios, acero y petróleo- no paralizaron sus actividades, en la industria la adhesión a la huelga general superó el 50%. Los taxis casi no circularon, y los pocos autobuses que salieron a las calles en Santiago lo hicieron sólo después de las ocho de la mañana, provocando atrasos masivos entre quienes se dirigían a sus trabajos. El absentismo escolar superó el 80%.
El CNT incluyó más de medio centenar de industrias en un balance parcial de la huelga, y anunció que la adhesión de estudiantes y maestros al movimiento fue casi total en el país. A mediodía se realizaron asambleas en los sindicatos que no pudieron seguir el paro y los trabajadores manifestaron su protesta no asistiendo al almuerzo en las empresas.
En las chabolas periféricas de la capital, grupos de manifestantes incendiaron neumáticos, arrojaron miguelitos (clavos para pinchar neumáticos) y armaron barricadas con piedras, desafiando a los soldados. En la población La Victoria, la barriada más combativa contra el régimen, un centenar de manifestantes hostigó a pedradas a una patrulla militar hasta que un soldado disparó a la multitud e hirió con un perdigón en la pierna izquierda a Olga Meneses, una estudiante de danza de 15 años.
A mediodía, un centenar de dirigentes sindicales y políticos que intentaron manifestarse en la céntrica plaza de Armas, cantando el himno nacional, fueron reprimido por la policía con camiones cisterna y bombas lacrimógenas. En los incidentes fueron detenidos, entre otros, Ricardo Núñez, secretario general del partido socialista, y Jorge Molina, dirigente de la misma colectividad. Frente a las facultades universitarias, los estudiantes se enfrentaron a pedradas con la policía. Más tarde, los disturbios se generalizaron en el centro de la capital y el comercio cerró. En los distintos incidentes, al menos 400 personas fueron detenidas y seis heridas, tres de ellas de bala.
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