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Solchaga critica la falta de resultados del 'plan Baker' y apoya condonar la deuda a los países más pobres

El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, consideró ayer, en un discurso ante la 42º Asamblea Anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial, que el plan Baker para resolver el problema de la deuda del Tercer Mundo no ha dado los resultados esperados y apoyó formalmente una propuesta británica para controlar la deuda oficial de los países más pobres de Africa. Solchaga se mostró también de acuerdo con la petición del presidente Reagan para que Europa y Japón estimulen sus economías y aun considerándola necesaria, advirtió sobre los riesgos recesivos de una aceleración de la disminución de los déficit norteamericanos.

El ministro español, en los puntos concretos debatidos en la asamblea, apoyó entusiásticamente la propuesta del Banco Mundial para incrementar su capital, solicitó un aumento mayor de la participación relativa de España en este incremento, y endosó, junto a la propuesta británica de una condonación parcial de la deuda oficial de los países más pobres (que afecta a los bancos españoles), el anuncio del director gerente del FMI para ampliar en 6.000 millones de derechos especiales de giro (DEG) el denominado servicio de ajuste estructural con destino a los países africanos.En términos generales, la intervención española ante la asamblea del FMI se caracterizó por el tono, algo más pesimista que el reflejado en los discursos de otros países industriales, en relación con las previsiones del informe económico del director gerente. Solchaga calificó éstas de "modestas e inciertas", estimó que advertían el peligro de una recesión mundial si no se corrigen los actuales desequilibrios y admitió que "estamos tan lejos como antes de la resolución de la crisis de la deuda".

Con todo, el ministro español hizo un canto de alabanza a la coordinación de las políticas económicas de las naciones industrializadas e interpretó que "existen unos márgenes para avanzar con más decisión en este camino". "Sin unas políticas coordinadas y decidas", manifestó Solchaga, "los países industriales no lograrán superar sus modestas tasas de crecimiento y reducir las altas tasas de paro que padecen muchos de ellos; y sin esas políticas tampoco contribuirán adecuadamente a la superación de los problemas angustiosos de una gran parte de los países en vías de desarrollo".

Más flexibilidad

Dentro de este contexto, el ministro expresó su apoyo a las recomendaciones formuladas por el FMI y por el presidente Reagan para que "los países excedentarios utilicen sus márgenes de estímulo de la demanda a través de políticas fiscales apoyadas en políticas estructurales, mientras Estados Unidos asegura una reducción firme de su déficit federal y las políticas monetarias mantienen sus objetivos de estabilidad a medio plazo". En relación al problema de la deuda del Tercer Mundo, y tras resaltar que el plan Baker no ha conseguido resolver ni disminuir los efectos de endeudamiento del Tercer Mundo, Solchaga se mostró partidario de una mayor flexibilidad en la estrategia de los organismos institucionales, "sin degradar la condicionalidad del Fondo Monetario Internacional'.El ministro insistió en que numerosos países deudores deben mantener sus programas de ajuste, pero señaló que éstos no se deben ver enturbiados por la falta de recursos ni de financiación externa. En este sentido, España apoyó una nueva ampliación de las cuotas al FMI de los países miembros y mostró su opinión favorable al incremento propuesto por el director gerente del FMI en los recursos del servicio de ajuste estructural. cifrados por Michel Camdessus en 6.000 millones de derechos especiales de giro (DEG).

Según Solchaga, "los países en dificultades sólo podrán reducir la relación entre sus deudas y sus exportaciones si estas últimas crecen a tasas medias superiores a los tipos de interés sobre su endeudamiento exterior. Mientras eso no suceda, su calidad como prestatarios no comenzará a mejorar y las presiones del mercado continuarán alimentando el deseo de los bancos de reducir su riesgo en estos países. Ante este panorama, el ministro español opinó que "la nueva financiación bancaria sólo se pondrá a disposiciones de los países deudores con parsimonia mientras no se despeje el horizonte de sus economías y no mejore la apreciación de su calidad como prestatarios potenciales".

El discurso de Solchaga apenas hizo referencia a la situación económica española, con excepción del efecto que podría tener sobre ella el estancamiento de la economía mundial. "Para un país como España que, tras largos años de duras políticas de ajuste, está viviendo una fase de notoria expansión, mientras continúa reduciendo su tasa de inflación, el escaso dinamismo del conjunto de los países industriales constituye una grave restricción", manifestó Solchaga.

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