Caja Postal, SA

En el fondo de la discusión sobre Correos está su configuración como servicio público. Constitucionalmente, debe asegurar el derecho igualitario a que el ciudadano de Villaperales de Abajo reciba, en primer lugar y con la misma celeridad, la carta de amor como si viviera en Madrid.

Pero este tipo de servicio a toda España nunca será rentable, según todas las fuentes. Una solución está en los modelos integrados que funcionan en Europa, donde el servicio postal está unificado y financiado por el de teléfonos y las cajas postales.

En España ya no es posible. La Caja Postal, que obtuvo el pasado ejercicio cerca de 8.000 millones de pesetas de beneficios, no depende de Correos, aunque utilice su estructura comercial. En distintas ocasiones se ha especulado sobre su conversión en sociedad anónima. Recientemente, el Ministerio de Hacienda lo intentó en vano al elaborar los Presupuestos Generales del Estado, y llegó a plasmarlo en uno de los borradores, según asegura UGT. Además, Telefónica transfirió el 51% de sus acciones a manos privadas.

En España, Correos sólo tiene monopolio en el servicio entre ciudades, al contrario de lo que ocurre en otros países, monopolio que es incluso violado por empresas privadas ante el escaso valor disuasorio de las sanciones.

Una parte del tráfico postal está subvencionado mediante las franquicias: tarifas gratuitas para gran parte del correo oficial y de precio reducido para algunas empresas, como las periodísticas.

España es uno de los países europeos con menor índice de carteros por cada 1.000 habitantes: sólo 2, mientras Austria tiene 8, Alemania Federal, 5, o Dinamarca, 6.