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Umbral presenta una guía de rutas y personajes de la posmodernidad madrileña

Andrés Fernández Rubio

"Ser posmoderno es llegar a la madrugada con el pelo intacto", escribe Francisco Umbral en Guía de la posmodernidad, su último libro, que anteayer presentó el alcalde de Madrid, Juan Barranco, en el Planetario de la ciudad. El subtítulo de la obra es Crónicas, personajes e itinerarios madrileños.

Para Umbral, el posmoderno elude la noche manuelmachadiana de "Ias ojeras y las manos sucias". El posmoderno esencial, de acuerdo con la versión del escritor, cuida la presencia externa de su persona, "pero se quema en las realidades internas: la droga, el sexo, la transgresión, el ocio, el amor fatal, el alcohol, la obra hecha/deshecha".Umbral ha querido en este libro hacer una guía amena y divertida, "aunque no carente de teorización, en la que aparece gente y cosas porque con estos elementos uno se explica mejor que con abstracciones". Las gentes y las cosas están divididas en breves episodios: desde las terrazas, la orgía o el acrílico hasta Villena, Ceesepé o Almodóvar.

El libro se abre con una frase de Alain de Benoist: "La posmodernidad es la forma actual de crítica al progreso". Umbral señaló que los posmodernos creen en la idea de "progreso revolucionario, no tecnológico y robóticamente salvaje". Dijo que él habla en el libro de la posmodernidad que conoce, la madrileña, y no del término, "difícil de definir".

"Los posmodernos", afirmó, "son gente joven y extraordinariamente madura para su juventud gracias a la libertad sexual. Se han detenido a tiempo para gustar del presente y volverse hacia la historia, huyendo de la historia entendida como presente y retornando a Grecia, el Renacimiento, la China imperial o cualquier otro mundo fascinante, pasando del estrés de la carrera del consumo". Para Umbral, el posmoderno es lo contrario al yuppie, porque aquél, al contrario que éste, no quiere medrar "ni conquistar el Estado".

El libro, editado por Ediciones Temas de Hoy, fue presentado por Juan Barranco, que dijo no saber cómo va a cristalizar la actitud generacional de los posmodernos. "El sistema de seguridad moral hace crisis", dijo, "y la posmodernidad es una era sin prisa, de agnosticismo, hedonismo, amoralidad y ambigüedad sexual".

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