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Rust voló hasta la plaza Roja "en misión de paz"

Mathias Rust, el joven alemán occidental que aterrizó con una avioneta en la plaza Roja de Moscú el pasado 28 de mayo, manifestó ayer ante el Tribunal Supremo de la URSS que voló a la capital soviética en "misión de paz". En una declaración de más de 80 minutos, Rust describió su espectacular vuelo y lamentó haber herido los sentimientos del pueblo soviético, pero defendió su iniciativa como un gesto por la paz. Aseguró que su intención era llamar la atención del mundo y dialogar con los dirigentes soviéticos sobre la paz y el desarme. Rust se declaró culpable de violar las fronteras soviéticas y las normas internacionales de vuelo, pero negó ser un "gamberro". "Soy consciente de mi culpa", declaró Rust ante el tribunal.

El joven alemán occidental que sorprendió al mundo con su osadía y provocó la fulminante destitución del ministro soviético de Defensa Sergei Sokolov,y de otros altos cargos militares compareció ante el tribunal con gran entereza. Con sobriedad y calima, Rust, de 19 años, respondió a través de un micrófono a las preguntas de los jueces.Rust vestía un traje azul y mostraba un buen aspecto físico pese a los tres meses que ha permanecido en prisión. En la se hallaban en torno a 200 personas, entre ellas varios periodistas soviéticos y 25 extranjeros, así como los padres de Rust y su único hermano, Ingo, llegados desde la República Federal de Alemania (RFA) para insistir al juicio.

Un vuelo temerario

El piloto de Wedel, una pequeña localidad cerca de Hamburgo, rechazó el tercer cargo de la acusación de la fiscalía soviética, de "gamberrismo grave". Según manifestó al tribunal, compuesto por tres magistrados, la intención que le llevó a emprender el temerario vuelo desde Finlandia a Moscú fue promover la paz y el acercarmiento entre los pueblos.

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Esta "misión de paz" justifica en su opinión su aterrizaje en la plaza Roja. Rust aseguró que tomó tierra con sumo cuidado y no hizo peligrar las vidas de transeúntes en mayor grado que en cualquier aterrizaje semejante.

Según dijo, voló a Moscú para lograr la repercusión pública necesaria y hablar con los dirigentes de la URSS sobre desarme. "Iba en busca de la frente de la paz". En su opinión, esta fuente sólo puede encontrarse en la URSS, ya que en Occidente los Gobiernos y los medios de comunicación engañan a la población.

La primera sesión del juicio duró cerca de cuatro horas. El joven declaró durante casi hora y media, en los mismos términos con los que respondió a los interrogatorios del KGB. Sus respuestas a los investigadores soviéticos en la cárcel de Lefertowo fueron publicadas ayer por una revista y parcialmente por el diario sensacionalista Bild. Está previsto que la sentencia sea dictada el viernes.

Tras la lectura de la acusación con que fue abierta la vista, Rust se declaró culpable de los tres puntos de que consta. Después se corrigió y se declaró inocente del cargo de "gamberrismo grave". Rust aseguró a los jueces que antes de su aterrizaje en Moscú no era consciente de que con su acción "profanaba un santuario nacional ruso". De haberlo sabido no lo hubiera hecho. "En la República Federal de Alemania no tenemos nada semejante", añadió.

En la acusación se afirma, en relación con el cargo de gamberrismo grave, que Rust "violó gravemente el orden público y cometió un atentado contra el centro histórico y cultural de la URS S y la sede del Gobierno".

Rust se defendió señalando que para conseguir el efecto deseado de llamar la atención mundial para su iniciativa de paz era necesaria una acción espectacular. "Sin resonancia en la opinión pública mundial, carece de sentido toda iniciativa".

En solitario

Rust aseguró que había planeado y ejecutado su plan de vuelo a Moscú en solitario y que nadie sabía de antemano sus intenciones. La decisión final de realizar el vuelo no la tomó hasta despues de despegar de Helsinki. Una hora más tarde, ya sobre territorio de la URS S, un avión militar soviético se le acercó, pero se alejó sin interceptarlo. Después redujo su altura de vuelo desde los 600 metros en que había volado hasta 300, no para eludir el radar soviético, según aseguró, sino para evitar que se formara más hielo sobre la superficie de las alas de su monomotor Cessna, del Club de Aviación de Wedel.

El joven piloto declaró ante el tribunal que durante todo el trayecto dudó en poder llegar a Moscú, y que por ello llevaba un casco puesto, en previsión de un aterrizaje de emergencia. Ya sobre los tejados de Moscú, dio varias vueltas, sin decidirse a aterrizar.

"Tenía muchas dudas, pero me obligué a. superarlas", dijo, refiriéndose a los momentos en los que giró sobre la plaza Roja, casi rozando el hotel Rossiya y pasando a poco más de 10 metros sobre el mausoleo de Lenin.

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