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Argentina vota por cuarta vez consecutiva desde 1955

El próximo domingo, 6 de septiembre, los argentinos concurrirán por primera vez a las urnas en la cuarta convocatoria consecutiva desde 1955, cuando fue derrocado el régimen del general Juan Domingo Perón. Se trata de una marca histórica por cuanto desde entonces nunca el pueblo argentino demostró tal estabilidad política, pudiendo votar libremente y desde las elecciones generales de 1983, dos elecciones legislativas parciales y un referéndum sobre la paz con Chile a cuenta de las diferencias sobre las islas del canal del Beagle y la proyección antártica de aquellas aguas.

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La cuña de la UCD

Las elecciones parciales del 6 de septiembre coinciden con el 57º aniversario del golpe militar del general José Félix Uriburu contra el Gobierno constitucional del presidente radical Hipólito Yrigoyen. En aquellas fechas puede datarse el inicio de la decadencia argentina, su serie continuada de pronunciamientos militares y su ausencia de respuesta a la crisis económica internacional propiciada por el crack de la bolsa neoyorquina apenas un año antes.Algo de este mensaje subliminal parece haber sido recibido por la población, que estima como más importante la posibilidad de poder seguir votando en libertad -tras décadas de continua intervención militar- que el mero hecho de escoger entre radicales y, peronistas, bipartidismo imperfecto en el que se encuentra el país desde antes de la salida de la última dictadura militar de 1976-1983.

En estas segundas elecciones parciales los argentinos eligen 120 diputados (la mitad de la Cámara Baja), gobernadores y vicegobernadores en 20 de las 22 provincias y sólo gobernadores en Río Negro y Santiago del Estero, en donde sus respectivas constituciones provinciales sólo prevén la elección del primer mandatario. Igualmente, se eligen diputados en las provincias de Buenos Aires (la primera del país por su población y su peso político específico), Catamarca, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Mendoza, Salta, Santa Fe y Tucumán. En el territorio de la Tierra del Fuego se eligen sólo legisladores territoriales al no constituir la zona un gobierno provincial federal.

Un 40% de indecisos

También se renuevan cargos en los ayuntamientos -intendencias- de las ciudades, juntas de fomento y tribunales de cuentas. Es, en suma, una auténtica prueba sobre la marcha de la gobernación general de la República, en la que en estas vísperas electorales el número de indecisos se cifra hasta en un 40%, según diferentes sondeos de opinión.Este tan elevado número de indecisos, en una sociedad de voto tan definido como la Argentina (o peronista o radical), junto a los cerca de 800.000 jóvenes que con 18 años votarán por primera vez, es el factor de interés añadido a las elecciones del domingo.

En líneas generales, puede aventurarse que la Unión Cívica Radical (UCR), en el Gobierno, liderada por el presidente Raúl Alfonsín, perderá en los comicios algunos diputados y senadores y, acaso, la mayoría simple que ostenta en la Cámara Baja. Sin embargo, cabe presuponer un retroceso parejo en los votos peronistas, de tal manera que el Gobierno podría continuar legislando con igual o mayor comodidad que hasta ahora con el apoyo de fuerzas políticas provinciales como el Bloque Popular Neuquino, el Frente Autonómico de Corrientes o el Bloquismo de San Juan y fuerzas políticas de centro-derecha como la Unión de Centro Democrático (UCD). En cualquier caso, nadie estima que los justicialistas puedan revolcar electoralmente al partido en el Gobierno.

Al ser el voto peronista el más militante, se deduce que los peronistas no serán favorecidos por tan alto número de indecisos que, o votarán en blanco -el voto en Argentina es obligatorio-, o seguirán prestando su apoyo a la UCR para dar estabilidad y continuidad a la política del Gobierno, o se decantará por la hasta ahora minúscula UCD (dos diputados) para intentar romper el tradicional bipartidismo del país.

Desde hace tres meses, la gran batalla política se ha venido librando -obviamente- en la provincia de Buenos Aires, la más rica y poblada del país, por cuya gobernaduría compiten Juan Manuel Casella, un joven abogado que fue ministro de Trabajo con Alfonsín, y Antonio Casiero, un veterano economista que fue ministro de Economía bajo la presidencia de Isabelita Perón.

Al igual que la capital federal es un bastión radical o conservador donde el domingo volverá a ser dominante la UCR y verá crecer su influencia la UCD, la provincia bonaerense ha sido tradicionalmente un feudo peronista gracias al cinturón industrial del Gran Buenos Aires. Las elecciones generales de octubre de 1983 dieron por primera vez la gobernaduría a los radicales en la persona de un médico bienintencionado y sin vigor político como el doctor Armendáriz, frente al energumenismo de la extrema derecha peronista representado por Herminio Iglesias, ahora fuera del justicialismo.

Los términos en los que se ha desarrollado esta campaña electoral han sido prudentísimos, desideologizados y centrados en asuntos puntualmente administrativos: la conducción de la economía, las inundaciones de Buenos Aires, la asistencia a los jubilados. Para nada han entrado en el debate, salvo para partidos extraparlamentarios de ultraizquierda, cuestiones como el intento de golpe de Estado de la pasada Semana Santa, el papel de las Fuerzas Armadas o la ley de Obediencia Debida que desprocesa a torturadores, secuestradores y homicidas.

El caballo de batalla de estas elecciones se ha cabalgado sobre la situación económica y las falencias del Plan Austral de economía de guerra. Las cosas no están bien en la República argentina: la inflación mensual ha alcanzado el 10% y ya se pagan 3,14 australes por un dólar estadounidense.

[Los consulados argentinos en España (en Madrid, Barcelona, Vigo, Las Palmas, Bilbao y Cádiz) permanecerán abiertos el 6 de septiembre, de las 8 a las 18 horas, para que los ciudadanos argentinos en tránsito o residentes en España puedan justificar la no emisión de su voto en la República.]

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