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LA 'GUERRA DE LAS EMBAJADAS'

Yihad Islámica anuncia la "inminente ejecución" de dos rehenes franceses

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La noticia de que el Gobierno francés había decidido romper relaciones diplomáticas con Teherán provocó ayer en Beirut la pregunta generalizada de cuál iba a ser el precio que Francia pagaría en Líbano. Una respuesta llegó de inmediato en forma de comunicado de Yihad (Guerra Santa) Islámica anunciando la "inminente ejecución" de dos de los rehenes franceses en su poder, los diplomáticos Marcel Carton y Marcel Fontaine, de 62 y 42 años, respectivamente.Yihad efectuó ese anuncio por teléfono y justificó no haber enviado pruebas de la "autenticidad" de la comunicación -las usuales son fotos o vídeos de los secuestrados- por las "extraordinarias medidas de seguridad" adoptadas en torno a las agencias internacionales de noticias por las tropas sirias que guardan el orden en Beirut oeste.

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Por su parte, el movimiento integrista libanés Hezbolá (Partido de Dios), formado por shiíes adictos a la revolución islámica del imam Ruholá Jomeini, ha anunciado que "la actitud de Francia respecto a Irán le provocará un gran perjuicio en el mundo musulmán". Hezbolá ha sido repetidamente acusado de amparar a las organizaciones clandestinas libanesas que tienen en su poder a 25 rehenes extranjeros, entre ellos seis franceses. La suerte de los secuestrados franceses es más incierta que nunca, tras la decisión de París de romper relaciones diplomáticas con Teherán.

Las relaciones entre Irán y las potencias occidentales tienen su reflejo en la suerte de los secuestrados en Beirut. En la época en que la Administración de Reagan vendió secretamente armas a la República Islámica, tres de los rehenes norteamericanos fueron liberados por sus captores libaneses. Cuando el mercadeo del Irangate fue descubierto, grupos integristas secuestraron en Beirut a tres profesores norteamericanos, al emisario anglicano Terry Wayte y, recientemente, al periodista Charles Glass.

Francia e Irán han tenido una relativa luna de miel en el período comprendido entre la primavera de 1986, momento de la toma de posesión de Jacques Chirac como primer ministro, y finales de ese mismo año. Durante ese tiempo, Chirac intentó reconciliarse con Teherán y tuvo su premio en la liberación paulatina de cinco de los rehenes franceses, el último, el periodista Aurel Cornea, la pasada Nochebuena.

Comportamiento impredecible

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Es imposible presagiar qué puede ocurrir ahora con los franceses que aún permanecen en cautiverio. Los dos grupos que afirman tenerlos en su poder, Yihad Islámica y la Organización de la Justicia Revolucionaria, han actuado siempre en sintonía con los intereses iraníes. Su comportamiento, como el de los dirigentes de Teherán, es impredecible, aun para los que siguen su evolución desde su aparición en 1983, con los espectaculares atentados contra la Embajada norteamericana en Beirut y los cuarteles generales de los marines (infantes de Marina) norteamericanos y de los paracaidistas franceses.

De lo que no cabe duda es de su resolución. El integrismo shií libanés ha llegado a emplear el sistema de kamikazes o suicidas, dispuestos a ganar el paraíso al arrojarse con explosivos contra los intereses de los diferentes satanes enemigos de la revolución islámica.

Hezbolá, el nebuloso movimiento que, presuntamente, ampara a los activistas islámicos y que dirige espiritualmente el jeque Mohamed Fadlalá, representante personal de Jomeini en Líbano, ya se ha pronunciado sobre la actual crisis franco-iraní.

El comunicado que este grupo ha difundido en Beirut denuncia la política de "ciertos países occidentales que crean problemas futiles para deteriorar la imagen de la República islámica y de sus diplomáticos, a través de prácticas odiosas que provocan la cólera de los musulmanes".

El estilo retorcido del mensaje es el característico del Hezbolá. Francia, según el Partido de Dios, ha aprovechado la "presión ejercida por las dos superpotencias sobre la República Islámica para que ponga fin a la guerra del Golfo" para desarrollar una política antiraní "que perjudicará sus intereses en el mundo islámico". Hezbolá recuerda al Gobierno de París que Irán es "el faro político y religioso" de "todos los musulmanes".

En sus cinco años de existencia, Hezbolá se ha convertido en la principal fuerza ideológica, política y militar de la comunidad shií libanesa, la más numerosa del país. El movimiento cuenta con unos 5.000 milicianos bien armados, la simpatía de las capas más pobres del millón de shiíes libaneses y el apoyo de la Embajada de Irán en Beirut y de los cientos de pasdaran (guardias revolucionarios iraníes) establecidos en el Valle de la Bekaa.

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