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La Biblioteca Nacional expone libros y dibujos de Puskin con motivo del 150º aniversario de su muerte

La Biblioteca Nacional ofrece una exposición sobre la vida y obra del escritor Aleksandr Sergueievich Puskin, padre de la literatura soviética contemporánea, con motivo del 150º aniversario de su muerte. La exposición cuenta con manuscritos del autor y primeras ediciones en ruso, inglés, francés y español de sus obras, además de facsímiles, grabados, fotografías, exlibris y dibujos del propio Puskin, un clásico comparable a Goethe o Shakespeare. La exposición. se inauguró ayer en las salas Ramón Carande de la Biblioteca Nacional y permanecerá abierta hasta el 15 de septiembre.

La exposición bibliográfica se compone de más de 150 libros, de los cuales unos 60 son ediciones en castellano. Entre ellos se encuentran primeras ediciones en ruso y las primeras traducciones de sus obras en nuestro país, que datan de 1847, además de ediciones en inglés y francés. La muestra está montada por el grupo eslavista Neva, formado a finales del año pasado por Jesús García Gabaldón, Miguel Ángel Chao Valls y Yolanda Martínez, y cuenta con el apoyo de la Dirección General del Libro y Bibliotecas."Intentamos promocionar la filología eslava, pues no hay un solo departamento de esta disciplina en nuestro país", dijo Jesús García, que se doctoró en literatura rusa en Moscú. Los libros han sido cedidos por la Biblioteca Nacional, la Casa Museo Puskin de Moscú y por coleccionistas particulares, como José Fernández Sánchez, Pablo Sanz y el propio Jesús García. También han colaborado en esta exposición la Asociación de Amistad Hispanosoviética, el Instituto Puskin de Leningrado, la agencia de noticias soviética Tass y la universidad de Barcelona.

Puskin, que nació en el seno de una familia noble de Moscú en 1799, es más que un poeta en la Unión Soviética: se le considera el padre de la literatura rusa de los siglos XIX y XX. Hablaba 14 idiomas, entre ellos el español, representó en su tiempo el espíritu del artista romántico y rebelde, opuesto al gobierno zarista e introductor de las ideas volterianas de la libertad. Por ello fue deportado durante cuatro años a Ucrania y Moldavia, y vigilado por el régimen zarista durante toda su vida. Una muestra de esto es que mientras escribía Eugenio Oneguín cuatro censores revisaban simultáneamente sus escritos.

Creador de la prosa rusa

Jesús García afirma que "Puskin compendia la imagen del artista, pues acompañaba sus manuscritos con dibujos y tiene profundas relaciones con la música soviética. La ópera rusa se forma a partir de sus obras, como podemos ver en las óperas de los grandes compositores rusos"."Hay momentos en la vida de la literatura en que un escritor la resume y le da otras características: Puskin crea la prosa rusa a partir de sus Relatos de Bielkin", afirma García.

Puskin estuvo enamorado de España durante toda su vida, pese a no haberla visitado nunca por no contar con el permiso de las autoridades zaristas. Prueba de ello es su versión de El convidado de piedra, de Tirso de Molina, en la que el propio Puskin se identifica de tal manera con el protagonista, 'don Juan, que se pueden encontrar en ella apuntes autobiográficos. En esta obra, Puskin describe así la noche de Madrid: "Ven, abre el balcón. ¡Qué silencio / hay en el cielo! El aire libre / está inmóvil y la noche huele / a limón y laurel". A pesar de ello, las traducciones al castellano de sus obras no son, a juicio de Jesús García, "muy fiables", destacando la que hizo Manuel Altolaguirre con el escritor ruso O. Savich, que vino a España con las Brigadas Internacionales en 1937, de El convidado de piedra.

"La imagen que hay en España de la literatura rusa viene de las grandes novelas realistas de Dostoievski y Tolstoi", comentó Jesús García, "porque son más comerciales que la poesía de Puskin; es por esto que la obra del gran innovador de la literatura soviética, que tiene el mérito de haber recogido la tradición literaria europea, sea casi desconocida en nuestro país".

Puskin murió en un duelo a manos de un militar francés al servicio de Rusia, Georges d'Anthès, en 1837, provocado por la actitud del francés hacia su esposa, Natalia Goncharova. De él dijo el escritor ruso VIadimir Nabokov: "Hoy más que nunca el poeta debe ser tan libre, salvaje y solitario como lo exigía Puskin hace cien años".

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