La OCDE estima que la economía española crecerá por encima del resto de los países industrializados
Las perspectivas de crecimiento económico para España no son pesimistas si se comparan con las que se ofrecen para el resto de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que hizo público ayer su informe semestral sobre perspectivas hasta 1988. Todas las cifras y previsiones dan cuenta de una tendencia general a una ligera mejora, sin salirse de las magnitudes críticas. Para 1988 se prevé, por ejemplo, medio punto menos en la tasa de paro (20,5%), que nos sitúa prácticamente en las cifras de 1984.
Los precios al consumo subirán el 4,75% en 1988, un punto menos que en la previsión para 1987. La producción industrial, en cambio, baja también medio punto respecto al 3% previsto para 1987, por lo que 1986 se convierte en la cresta de los últimos cinco años, con el 3,5%.Las exportaciones experimentan una tendencia importante al alza, desde el 1% de crecimiento de 1986 hasta un 5,5% para 1988, pero bien lejos del 11,1% de 1984. La contrapartida está en las importaciones, que crecen todavía un 7,25% en 1988, después de los aumentos avasalladores experimentados en los dos primeros años de integración en la CE, 1986, con el 16,1%, y 1987 con el 14%.
Según el informe de la organización multilateral, el producto interior bruto (PIB) "podría crecer con una tasa regular del 3%", aunque se toma nota de una previsible declinación de un cuarto de punto para 1988. "El empleo podría progresar de forma notable", aunque se considera prácticamente imposible que la tasa de desempleo descienda por debajo del 20%.
La OCDE anota, en este último caso, los programas específicos de lucha contra el desempleo y el aumento de los efectivos de las Administraciones públicas como causas directas de esta mejoría.
La economía española perderá competitividad en los próximos meses, aumentará el déficit comercial y los costos de mano de obra perderán su actual impulso de crecimiento aunque "seguirán siendo elevados en relación a los de los competidores comerciales de España".
Balanza de pagos
La balanza de pagos seguirá siendo fuertemente excedentaria, gracias a la persistencia de las inversiones de capital extranjero y de las elevadas entradas de divisas por turismo.
[Estas previsiones contrastan con las recientes afirmaciones del secretario de Estado de Economía, Guillermo de la Dehesa, quien señaló que la reducción del diferencial de inflación de la economía española con el resto de los países miembros de la OCDE, que está teniendo lugar en estos meses, permitirá la recuperación de la competitividad de los precios de los productos españoles y que, por lo tanto, es previsible que se produzca un crecimiento positivo de las exportaciones por encima de lo que lo haga el comercio mundial].
En el análisis de los últimos meses de la economía española, el informe de la OCDE constata que "la demanda interior ha sido el motor del rápido crecimiento del producto interior bruto".
Los efectos benéficos de la baja de los precios del petróleo han quedado amortiguados en el caso español, como ha sucedido prácticamente con toda la economía mundial. El mantenimiento de la progresión de la tasa de beneficios medios alrededor del 8%, y el fuerte tirón hacia arriba de los precios alimenticios, son las causas señaladas en el informe de la anulación de los efectos de la baja de los precios petrolíferos.
Entre los datos positivos, la OCDE señala el progreso en un 4,6% del empleo, el crecimiento de los excedentes de la balanza de pagos por cuenta corriente gracias al aumento de los ingresos por turismo, el adelanto de los reembolsos de la deuda, el crecimiento de la reservas de divisas y la reducción del déficit de la Administración central.
La OCDE señala que, frente a la reducción del déficit del Estado central que está teniendo lugar se está produciendo como contrapartida negativa "un fuerte aumento del de las autoridades regionales (autonomías)".
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